http://www.granma.cubaweb.cu/2011/05/13/nacional/artic05.html
*La pérdida de un valeroso bombero* Roberto Valdés Martínez General de Brigada (r) Robertico.
Siempre que se hable de heroísmo y valentía habrá que recordar al anónimo bombero cubano, Humberto Soler Baldoquin, recién fallecido, conocido por todos sus compañeros como el Loco Baldoquin. */Esta foto fue tomada el día de la presentación del libro: Humberto Soler Baldoquin, con guayabera blanca al lado derecho del autor./* Si lo llamásemos el heroico Baldoquin, también sería reconocido por todos, es decir, el apodo de Loco se lo ganó por su temeridad frente a situaciones de extremo peligro, con sangre fría y sin temor al riesgo constante, ante momentos complejos y difíciles, sin contar con el equipamiento adecuado y en tiempos escabrosos, de enfrentamientos directos a la mano mercenaria que quemaba a diestra y siniestra los escasos recursos de nuestro país, con violentos sabotajes. Recordaremos siempre a Baldoquin como hombre extremadamente modesto, sin alardes de ningún tipo, alegre, juguetón, haciendo maldades a sus compañeros, jugando pelota en camiseta, haciendo ejercicios y prácticas de extinción, enseñando a los jóvenes bomberos, a los reclutas del primer llamado del S.M.O. que ingresaron como refuerzo a nuestra escasa fuerza en aquellos tensos momentos, donde a diario se producían siniestros, muchos de ellos por negligencias, pero otros intencionales, dirigidos por la mano enemiga. Lo tendremos siempre presente, actuando frente a los fenómenos de la naturaleza, enfrentándose a los ciclones, huracanes, inundaciones..., junto a Lezcay, Agramonte y Bienvenido Caballero, dentro de un barco incendiado, dentro de lanchas cargadas de proyectiles, en polvorines a punto de explosión, dentro de almacenes de productos químicos, en fuegos dentro de la refinería, en las fábricas de plásticos, dondequiera que estuviese el peligro, allí estaba presente el Loco Baldoquin. En el libro testimonio *Desafío al peligro*, *el oficio de ser bombero* aparecen múltiples relatos en los que narra su heroísmo de forma amena, como si se tratara de un episodio de aventuras. Recordamos su rostro entristecido ante hechos donde hubo niños fallecidos o narrando la angustia de la madre de los niños. Así era este héroe anónimo de la patria, un compañero abnegado y patriota, digno representante de los bomberos cubanos.
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