Guayaquil. Martes 18 de agosto de 2015. Hora: 04:00. La reacción química generada por el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) y la acetona, envasados en decenas de tanques plásticos, inicia un incendio en una bodega clandestina ubicada en el km 9,5 de la vía a Daule.
Encendidas las alertas, 200 bomberos y 30 unidades acuden a atender la emergencia. Tras dos horas de denodada lucha, logran controlar el flagelo y evitar el impacto ambiental por la liberación de químicos.
En este trabajo jugó un rol fundamental un grupo de expertos en atender amenazas por la presencia de sustancias que pueden provocar daños al hombre, al ambiente y a los bienes.
Ellos pertenecen a la División Especializada de Materiales Peligrosos (Matpel) del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil. Bajo responsabilidad de cincuenta socorristas de este reparto -entre ellos cinco mujeres- está dar la primera respuesta ante riesgos biológicos o químicos que pudieran presentarse en la ciudad más poblada del Ecuador.
"Aquí todos somos voluntarios", recalca Pablo Segale, jefe de la división, quien es ingeniero comercial y a su cargo tiene la Dirección provincial del Ministerio del Ambiente.
Matpel se creó hace 15 años. Su misión es atender incidentes con sustancias peligrosas, sean estas sólidas, líquidas o gaseosas. "Para ello, tenemos procedimientos que dependen del material que se haya liberado", explica Segale, quien lleva 20 de sus 43 años sirviendo en el Cuerpo de Bomberos.
Pese a trabajar en situaciones altamente riesgosas, los miembros de esta unidad bomberil han salido airosos en sus faenas. Aunque el jefe de estos hombres aún guarda en su memoria experiencias que quedaron marcadas por la desgracia.
"Una vez encontramos muerta a una persona que había estado limpiando un tanque vacío de gasolina en un barco. Le dio un paro cardíaco por la falta de oxígeno. En otra ocasión, dos personas fallecieron al inhalar gas metano, cuando estaban limpiando una alcantarilla, sin equipamiento".
Guayaquil es una metrópoli muy expuesta a estos peligros, al tener un gran parque industrial, empresas que producen y comercializan químicos y un puerto marítimo donde se moviliza mucha carga, dice Segale.
Revela que cada año, en la ciudad ocurren entre cinco y diez incidentes con materiales peligrosos y que hay casos que les ha tomado hasta ocho horas controlarlos. En 2015 -refiere- al menos cinco de ellos, registrados en plantas químicas, provocaron incendios.
Los eventos en los que interviene este servicio de emergencia tienen distintos niveles de riesgo. Van desde el que provoca un chambero al destruir un envase vacío de un producto químico, hasta la fuga o derrame de compuestos peligrosos en medios de transporte o plantas industriales.
Los bomberos de Matpel se han especializado en enfrentar estos incidentes. "La capacitación ha sido fuera del Ecuador. Nos ha ayudado mucho el Cuerpo de Bomberos de Houston y los talleres a los que hemos asistido en otros países", comenta Segale.
Cada miembro de Matpel tiene asignado tareas específicas en caso de presentarse una eventualidad. Los novatos actúan como la primera respuesta; los operadores están para el manejo del plan de seguridad; y los técnicos, que se encargan de tareas de descontaminación.
"Tenemos el equipamiento necesario para las emergencias que debemos enfrentar en Guayaquil y en poblaciones aledañas, donde también nos ha tocado actuar", afirma el jefe de la división bomberil. El detalle
De cara a una real amenaza
En el incendio ocurrido el pasado 18 de agosto, en una bodega en Guayaquil, hubo una potencial liberación de materiales peligrosos. Dos horas tomó controlarlo.