Cada vez que suena la alarma,
sea cual sea el motivo,
solo tengo claro que hay alguien
que necesita con urgencia
de mi servicio voluntario.
Parto raudamente al cuartel,
con una única motivación:
socorrer al que está en peligro.
Dame fuerzas, Señor, para no desfallecer,
para no temer ante una emergencia,
y valor para entregar lo mejor de mi
en bien de mis hermanos
que me necesitan.
Cada vez que parto a un llamado
atrás quedan mis seres queridos
que esperan ansiosos mi regreso
al hogar que me aguarda.
Si la puerta de mi hogar
se cierra sin mi regreso
ábreme la del cuartel del cielo
para poder contemplar tu rostro glorioso.
Amén..
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