GENERALIDADES
Al atacar un incendio no se emplea una sola táctica, sino un proceso que requiere la aplicación de una serie de ellas a cual más importante. El dominio de las tácticas del avance, evoluciones, maniobras y retroceso con mangueras, forma parte de ese complicado conjunto de acciones dirigidas a la extinción de incendios.
Es necesario para que los movimientos se efectúen en forma mecánica aunque inteligente evitando fallos en el momento del combate, que pudieran ser desastrosos tanto para el que los comete, como para todo el grupo de ataque.
Por esto, el objetivo de este epígrafe es que cada hombre sepa lo que debe hacer, conozca el equipo que utilizará en las posibles emergencias, y no trate de actuar independientemente estorbando los planes del jefe (que dirige la maniobra), sino que, por la experiencia y la autodisciplina conseguidas mediante un entrenamiento racionalmente organizado, sea capaz de integrarse en cualquier grupo de defensa contra incendios, adaptándose inmediatamente y sin entorpecer la labor del conjunto.
LA PISADA
Lo primero que se debe hacer es asegurarse de que se pisa firme, pues con frecuencia se estará expuesto a resbalones, tropezones, etc. Según el lugar donde se trabaja, principalmente cuando el agua cubre el suelo y no se ve donde se pisa.
Descripción.-
Para el avance y retroceso sobre piso inseguro, la pisada de lado ayuda a disminuir el peligro de caídas. Consiste en lo siguiente: el pie de adelante resbala de lado un corto espacio sobre el piso, y después en la misma forma, y el pie de atrás se adelanta hasta tocar al primero. Esta pisada lateral fue sugerida para evitar sorpresas desagradables (sobre todo sí se están manejando mangueras pesada de 70mm.) por la fuerte reacción hacia atrás, especialmente cuando se trabaja con chorro sólido.
Riesgos de la caída.-
Como ejemplo ilustrativo de estas advertencias bastará con considerar que la reacción de una manguera de 70mm. cuando la presión es de 7-8 Kg/cm2 y el ángulo con que se despega del suelo es de 55º (inclinación normal) es de 30 Kg/cm2; y para una de 45mm, en las mismas condiciones es de unos 12Kg/cm2, sin contar con la reacción propia de la lanza que es ligeramente inferior a las dadas para las mangueras.
Bajo estas condiciones si un hombre resbala cae y pierde el control de la manguera, la reacción puede arrebatarla e las manos del otro hombre y lesionar a ambos gravemente dándoles latigazos que, no debemos olvidarlo, si bien proceden de una vena líquida, por las condiciones de presión a que se encuentra, posee la dureza y consistencia de un sólido.
El paso que se lleva al avanzar debe ser rítmico y medio, de 40 cm. Aproximadamente, pues esto facilita el acoplamiento de grupos extraños, cuando su ayuda es requerida.
EL AVANCE
Antes de atacar un incendio, el hombre que va a contribuir a su extinción no puede confiar únicamente en su valentía y su buena voluntad; los héroes no apagan los fuegos; lo hacen aquellas personas que actuando con precaución, están suficientemente entrenadas como para no exponerse a un riesgo más grave que aquel que pretenden dominar.
Después de asegurarse de que la pisada es correcta hay que adoptar la posición más adecuada, para exponerse lo menos posible al calor del incendio. Consiste en poner el cuerpo de canto y agachándose lo más posible, protegiéndose tras el abanico de agua; sin embargo, aún en esta posición el paso debe ser firme, lento y calculado.
Antes de iniciar el avance, conviene asegurarse de que el funcionamiento de la boquilla es correcto, así como comprobar con qué presión se cuenta en la manguera, para lo cual debe abrirse y cerrarse dos o tres veces la boquilla observando los cambios en el flujo de agua. De igual modo, deben observarse todas las características del incendio que se trata de extinguir, para determinar de antemano la maniobra que se va a ejecutar, y lo que se espera lograr con ella, así como el camino a seguir hasta llegar al punto elegido y los obstáculos y riesgos que presenta.
Si una vez iniciado el avance, se presentará algún acontecimiento imprevisto, tal como el estallido de una válvula de seguridad, o la caída de un compañero, no se soltará nunca la manguera ni se volverá la espalda al fuego. No debemos olvidar que nuestra única defensa contra el fuego es el agua, y si la perdemos, también nos perdemos nosotros.
Se ha de señalar que, en maniobras en que intervenga más de un hombre, todos, sin excepción, deben obedecer la voz de mando de una sola persona, para evitar equivocaciones y desgracias.
En el avance hacia el fuego es conveniente mantener siempre la barbilla baja, la niebla cerca de la cara, y el paso firme y seguro, hasta llegar a la válvula para cerrarla.
CIERRE DE VÁLVULA
Un solo hombre.-
En caso de incendios de reducidas proporciones por derrames de líquidos inflamables, un solo hombre, manejando una manguera de 45mm. con boquilla de niebla, puede controlar la situación acercándose a la válvula.
Mientras sostiene la manguera con una mano, puede cerrar la válvula con la otra. Una vez cerrada la aportación de combustible, se dedicará a controlar el fuego con la manguera, hasta que se consuma el combustible que está ardiendo.
Una pareja.-
La experiencia ha demostrado que se obtienen mejores resultados con un equipo de dos hombres para una manguera. El procedimiento a seguir es el siguiente:
Después de situarse en posición y elaborar un plan de ataque según la dirección del viento, condiciones del lugar, etc., ambos inician el avance, con una apertura de boquilla de unos 20º, y a cierta distancia se agachan y se juntan más.
Al mismo tiempo se abre el ángulo del abanico de agua, a fin de protegerse mejor, ya que, a medida que avanzan, aumenta la intensidad del calor radiante que reciben. Simultáneamente, bajan un poco la boquilla, para evitar que el fuego llegue a sus pies.
Con estas precauciones siguen avanzando cuidadosamente, observando cualquier cambio, ya sea un incremento del fuego, un cambio en la dirección del viento etc.
Entonces se acercan hasta donde se encuentra la válvula y, si es posible, colocan el ángulo inferior de la niebla sobre ella para que el encargado de cerrarla, que es quien dirige la maniobra, no tenga que atravesar la niebla con la mano para alcanzarla.
El mayor peligro en este tipo de operaciones es que el encargado de la manguera cambie el ángulo de la niebla o mueva la dirección de la boquilla. Esto ha ocasionado graves quemaduras, y solo puede evitarse mediante un entrenamiento constante, hasta, familiarizarse por completo con materiales y técnicas.
Tres hombres y dos mangueras.-
Cuando la magnitud de incendio lo aconseje será necesario recurrir a otras combinaciones.
Así, la táctica de emplear dos manguera de 45mm, con lanza de niebla, y tres hombre, para el avance, tiene la ventaja de que ese tercer hombre, que es quien dirige la operación y cierra la válvula, puede poner toda su atención en observar el fuego constantemente, haciendo la operación más uniforme y segura.
Una vez hecho el plan de ataque, la boquilla, el peso, la presión, el caudal, la reacción de la lanza, etc. Van a ser diferentes, y el número de personas mínimo necesario para manejar esta manguera es de tres; aunque el número ideal sería cinco o más. Cuando la escasez de personal lo imponga, y para presiones no superiores a 6 ó 7 Kg/cm2 podrán manejar una manguera de 70mm, dos personas,
Una de las tácticas de avance con este tipo de mangueras es la de emplear cinco hombre, y dos líneas de 70mm procediendo de manera similar a la indicada en el caso de tres hombre y dos mangueras de 45mm.
LA FORMACIÓN
Hay dos tipos fundamentales de formaciones que pueden adoptarse en el avance hacia el fuego, cuando la manguera la soportan dos o más hombres:
Normal alternada.-
Los hombres están acostumbrados a veces, a colocarse en lados alternos al usar solo una línea de 70mm. Pero esta formación, dejaría hombres por fuera de las líneas de manguera, caso de emplearse dos que, este hombre se coloca entre los dos que operan las mangueras apoyando una mano en cada uno de sus hombros y los acerca uno al otro para ofrecer menor frente de exposición y aumentar la efectividad de la protección de la cortina de agua.
Las dos mangueras deben quedar por fuera de los tres hombres para resultar mejor protegidos. La manguera del lado izquierdo debe manejarse con la mano izquierda, y la otra con la derecha. De este forma la doble distribución de la niebla ofrece máxima protección. Las precauciones a tener en cuanta son las generales para el avance, mencionadas ya anteriormente.
Avance alternado.-
En fuegos de mayor riesgo, el jefe de la maniobra puede optar por ensayar otra táctica, como la del avance alternado, en la que uno de los hombres avanza unos 50 cm. Desde su posición respecto a los otros dos, y se estaciona allí agachado, protegiendo el avance del otro hombre.
Si bien las líneas de manguera de 45mm son preferidas en casi todas las maniobras, por su mayor flexibilidad y más fácil manejo, hay incendios en los que la demanda de agua exige usar manguera de 70mm. Claro estas líneas para el cierre de válvulas, disminuyendo así la protección, pacta que el abanico proporciona, aunque aumentando la visibilidad de todos los portadores y la distancia efectiva para la pisada.
En Uve.-
La otra formación, denominada formación en V da mayor protección al grupo cuando actúan dos líneas al mismo tiempo. Consiste en que todos los hombres se colocan interiores a las líneas de mangueras de forma que a la protección que confiere el abanico de niebla se suma la del hombre que a delante.
Puesto que las válvulas están muchas veces a nivel muy bajo, y es difícil para un hombre alto maniobra con soltura en estas condiciones, es mejor instalar a los hombres de menor altura en las boquillas, y dejar atrás los más altos.
EL RETROCESO
Una vez cerrada la válvula, los hombres retroceden cuidadosamente, sin mover el abanico de sus boquillas, y manteniendo su posición agachada, siempre bajo la protección de la niebla aunque el fuego se haya apagado, para prever una reignición inesperada, la técnica del retroceso es la misma del avance pero ejecutada a la inversa. Es aconsejable tener un hombre extra en cada línea de mangueras, para ayudar en el retroceso; debe estar colocado de tal manera que pueda conducir a los hombres hacia atrás con seguridad, cuando todavía tienen la niebla fija durante el retroceso.
Este es muy importante, pues evita que tropiecen con la manguera, pesada y dura, al caminar hacia atrás. Normalmente, los hombres de cabeza de la manguera siguen sin perder de vista el fuego, aunque caminen hacia atrás, y el hombre encargado del retroceso es el que avanza en dirección opuesta sorteando los obstáculos y cuidando que la operación de retroceso se haga ordenadamente y sin accidentes, tan cautelosamente o más que el avance.
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