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ANIVERSARIO
El primer parque de bomberos de Sevilla cumple 100 años
La investigación de un bombero da con el expediente de las obras en el Archivo Municipal donde consta la fecha de finalización
SEVILLA
El parque central de bomberos de Sevilla es una pieza destacada de la arquitectura regionalista, abrazada por un puente de tal manera que ha terminado regalando su nombre. El puente de San Bernardo se le conoce por el de los bomberos; unos inquilinos permanentes que están de aniversario en este 2022. El citado parque cumple 100 años. Una efeméride que ha podido concretarse hace pocos meses gracias a la labor incansable de un sargento bombero, que ha dedicado años a investigar sobre los orígenes de su cuerpo.
Antonio Sánchez López localizó a finales del año pasado, con la ayuda de una investigadora experta en el arquitecto Juan Talavera y Heredia, el expediente municipal donde se recogen todos los detalles de una obra que se dio por finalizada el 16 de marzo de 1922. En uno de los documentos, que se reproduce en esta página, el arquitecto municipal rinde cuentas del montante total de la construcción del edificio, que tuvo un coste de 392.002,20 pesetas.
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«El año pasado me encargaron desde el Departamento de Formación que tratara de averiguar cuál era la fecha exacta de construcción del parque». Sánchez López había publicado años atrás el libro «Los bomberos a través de la historia» y se ha granjeado entre sus compañeros fama de «ratón de biblioteca». El punto de partida no fue fácil. «Todas las reseñas señalan que el parque es de 1920-1921 pero no encontré ninguna referencia en esos dos años de los periódicos de la época. Algo que me chocaba porque en toda la bibliografía sobre los trabajos de Juan Talavera y Heredia –arquitecto de la obra– que consultaba aparecían los mismos años de construcción». La búsqueda en el Archivo Municipal duró meses sin dar frutos. «La directora ya me informó que un compañero lo había intentado con antelación pero no daba con el expediente».
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Antonio Sánchez López en la entrada del parque central - Raúl Doblado
Hasta que un día coincidió en el archivo con una doctora especialista en la obra de Juan Talavera y Heredia. Fue una ayuda providencial. Le indicó a qué legajo debía acudir. El citado expediente no estaba guardado con otros relativos a infraestructuras y bienes relacionados con la seguridad ciudadana, bomberos y policías donde buscaban una y otra vez; sino que estaba clasificado como obra pública. «Un buen día, la directora del archivo me dio un toque por la espalda, mientras repasaba una documentación y me dijo 'bingo'». Le entregó el tan buscado expediente de construcción del parque de bomberos más antiguo de la capital.
Gracias a esa documentación se sabe que el inicio de las obras en la antigua calle Marte, hoy Demetrio de los Ríos, se iniciaron en noviembre de 1920. El 16 de marzo de 1922, el constructor comunica al Ayuntamiento que las obras están acabadas y cuál es la cantidad que se le debe. «Si bien, no es hasta el 15 de julio de 1922 cuando se reúnen en el nuevo parque la comisión de obras públicas con el arquitecto y proceden a una inspección ocular del edificio, se dan por buenos los trabajos realizados y se procede a la recepción definitiva de las mismas».
Bomberos de Sevilla a principios del siglo pasado - ABC
Esta investigación sobre la fecha de 'nacimiento' del primer parque de la ciudad, que supuso una modernización notable del servicio de extinción de incendios, porque sacaba a los bomberos de retenes precarios que estaban dispersos por la ciudad, es una tarea inconclusa. Antonio Sánchez no ha dado aún con la fecha exacta en la que se inauguró. En el expediente sí consta otros trabajos de mejora que se iniciaron en ese mismo año como la electrificación de las instalaciones o la conexión para el suministro de agua de río con el objetivo de que no se usara exclusivamente el agua potable del pozo que hay dentro de las instalaciones. «No pudieron tardar en ocuparlo porque no había otro parque y había cierta urgencia».
Además, Antonio Sánchez apunta al proyecto de ciudad que quería llevar a cabo Juan Talavera, que tenía ya puesta sus vistas en la Exposición Iberoamericana del 29, y no quería demorarse en sus objetivos. «Quería impulsar una modernización de la ciudad, que pasaba por mejorar servicios públicos como el de bomberos».
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Rafael Gómez es el bombero jubilado más longevo - Raúl Doblado
«Yo me hice bombero porque ganaba más: 55 pesetas al día»
Nadie diría que Rafael Gómez es prácticamente coetáneo al parque central al que le dedicó más de 40 años de vida profesional. Rebasados los 90 años, este vecino de San Bernardo es el bombero jubilado más longevo. Con una memoria prodigiosa es testimonio vivo de cómo el cuerpo se ha ido profesionalizando y avanzando en medios materiales. De las cuerdas de cáñamo para sujetarse, a las modernas de escalada que usan hoy en día los efectivos de este servicio; del pañuelo para taparse cuando se adentraban en el humo a las máscaras de protección con oxígeno. Echar un café con él es darse un paseo por la historia de esta ciudad.
«En el año 56 yo trabajaba de conductor de autobuses y cubría las barriadas. En La Corza conocí al que sería después mi compañero –abuelo del sargento Antonio Sánchez–. Él fue quien me comentó que en los bomberos necesitaban conductores porque apenas había personas con el carnet primero especial». Su vínculo con el cuerpo no fue algo vocacional sino más bien pragmático. «Yo me hice bombero porque ganaba más. Como conductor ganaba 50 pesetas al día y aquí me ofrecieron 55,60».
Durante más de 40 años su puesto fue al volante del vehíc*** escala, «el más difícil de todos de llevar. No sólo porque tienes que saber llegar al sitio sino porque tienes que calcular rápidamente donde dejarlo para que la escala llegue al sitio donde queremos subirnos».
No lo duda, el momento más dramático vivido fue en los almacenes Vilima (1968), donde se dejaron la vida sus compañeros Joaquín del Toro y Francisco Rivero. «Yo estaba por fuera en la calle Puente y Peñón cuando escuché el estruendo. La estructura del edificio era de madera y se vino abajo. Les pilló a ellos dentro. Aquel día no estaba al mando un jefe de bomberos sino un capataz. Si hubiera estado un jefe, no les habría permitido entrar». Rafael llegó hasta el acceso por donde habían entrado sus compañeros y supo de inmediato que no estaban vivos. «Allí dentro hacía 1.000 grados por lo menos». Siguiendo las mangueras dieron con los cuerpos de los compañeros sepultados entre escombros. Él fue quien llegó primero al cuerpo de Joaquín. «Los llevamos al parque para adecentarlos. Un compañero los limpió y les quitó toda la suciedad que tenían encima. Al menos que sus familiares pudieran verlos en condiciones».
Narra episodios de esa dureza como quien cuenta un día más en la oficina. «Era mi trabajo y nunca tuve miedo de las consecuencias». También hay sitio para las anécdotas que hablan de compañerismo y de las muchas horas que vivió junto aquellos con los que compartió horas de guardia o las mañanas de Reyes en las que repartían juguetes. «Me acuerdo una Nochevieja que cuando estábamos a punto de sentarnos a la mesa, nos llamaron por un incendio en un pueblo. Y no podía ser otra cosa, que ¡un pajar! No acabamos hasta el día siguiente».
FUENTE: https://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-primer-parque-bomberos-sevilla-...
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