La herida
es una pérdida de la integridad de los tejidos blandos, producida por agentes externos, como un cuchillo, o por agentes internos, como un hueso fracturado. La pérdida del ambiente estéril del interior hace que pueda producirse una infección.
Estructura de la piel
La piel cubre casi la totalidad de la superficie corporal. Se caracteriza porque es elástica, se regenera por sí misma y
es casi totalmente permeable. Presenta las funciones de:
protección externa, percepción sensorial, termorregulación y secreción.
Las capas de la piel son la epidermis, la dermis y la hipodermis.
Epidermis
Es la capa más externa y está constituida por varias capas de células llamadas queratinocitos, dispuestas unas encima de otras constituyendo una barrera impermeable para casi todas las sustancias. Es la capa que primero se ve perjudicada cuando hay una exposición excesiva al sol o cuando se producen lesiones leves con pérdida de la continuidad de la piel.
Dermis
Representa la mayor proporción de la piel y es el verdadero soporte de este órgano. Está constituida por un complicado sistema de fibras entrelazadas, embebidas de una sustancia denominada sustancia fundamental, y en ella se encuentran los principales anejos cutáneos (pelos, uñas, glándulas sebáceas y glándulas sudoríparas). Resulta afectada cuando hay heridas de mayor profundidad. Además, por contener en su estructura vasos sanguíneos y linfáticos, se presentan hemorragias y ampollas, así como una mayor sensibilidad debido a la presencia de terminaciones nerviosas. Por ello, cuando se lesiona la dermis aparece el dolor.
Hipodermis
Es la capa más profunda de la piel. También se llama tejido subcutáneo y está formada por gran cantidad de células que contienen grasa, llamadas adipocitos.
Clasificación de las heridas
Las heridas se pueden clasificar en función del tiempo de evolución en heridas agudas, de corto tiempo de evolución, y en heridas crónicas, cuando persisten durante un período prolongado.
Heridas agudas
Se caracterizan por la curación completa en el tiempo previsto y por no presentar complicaciones.
Hay diferentes tipos de heridas agudas: cortantes, contusas, punzantes, raspaduras, avulsivas, magulladuras, por aplastamientos y quemaduras.
Heridas cortantes o incisas
Producidas por objetos afilados como latas, vidrios, cuchillos o bisturí, que pueden seccionar músculos, tendones y
nervios. Los bordes de las heridas son limpios y lineales; la hemorragia puede ser escasa, moderada o abundante, dependiendo de la ubicación, número y calibre de los vasos seccionados.
Heridas contusas
Producidas por piedras, palos, golpes de puño o con objetos duros. Hay dolor y hematoma. Estas heridas se presentan por la resistencia que ofrece el hueso ante el golpe, lo que ocasiona la lesión de los tejidos blandos.
Heridas punzantes
Se producen por objetos puntiagudos, como clavos, agujas, anzuelos o mordeduras de serpientes. La lesión es dolorosa, pero la hemorragia suele ser escasa y el orificio de entrada es poco aparente. Se considera la más peligrosa porque suele ser profunda, haber perforado vísceras y provocar hemorragias internas, teniendo en este caso mayor peligro de infección porque no hay acción de limpieza producida por la salida de sangre al exterior. El tétanos es una de las complicaciones de este tipo de heridas
Cicatrización de las heridas
La cicatrización de las heridas es un fenómeno fisiológico que comienza con la coagulación sanguínea para después continuar con la activación de los procesos catabólicos de limpieza y seguir con la regeneración de nuevo tejido
de relleno (fase anabólica) y finalizar con la estructuración de un nuevo tejido cicatricial.
Por regla general, la curación no cicatrización de una herida consta de tres fases: inflamatoria/ exudativa, proliferativa y de diferenciación, maduración o remodelación.
Fase inflamatoria/exudativa
Se detiene la hemorragia por medio de las plaquetas y de la formación de fibrina. Aparecen los primeros signos de defensa del organismo (neutrófilos, macrófagos y linfocitos) con el objetivo de evitar la contaminación de microorganismos.
Fase proliferativa
Predomina la proliferación celular (fibroblastos y colágeno) con el objetivo de que se vuelvan a formar los vasos destruidos y se rellene la zona defectuosa mediante tejidos de granulación.
Fase de diferenciación, maduración o remodelación
Se produce una contracción de la herida mediante la transformación del tejido granular en tejido cicatricial. La epitelización cierra el proceso de cicatrización.
El proceso de curación de heridas es un proceso activo, dinámico e involuntario en el que las distintas fases que lo componen se superponen en el tiempo, sin poder separar claramente unas de otras.
la limpieza y desinfección de las heridas
La limpieza de la herida ideal es con suero fisiológico a temperatura ambiente o con agua y jabón neutro.
Se debe evitar el agua fría porque retarda la cicatrización de la herida.
No se debe irrigar a presión para no lesionar el tejido de granulación que empieza a desarrollarse.
Los antisépticos deben aplicarse 2-3 veces al día o siempre que se cambie el apósito. Se pueden utilizar como
mínimo las primeras 24-48 h y se puede ampliar a 72 h, hasta la aparición de tejido de granulación (neovascularización, contracción y epitelización).
No se deben mezclar los antisépticos, excepto en los casos en los que potencien su acción (p. ej., alcohol y yodo)
Ante unaquemadura leve
En una quemadura leve de grado I o incluso de grado II, producida generalmente por agua caliente, llama de
fuego, etc., se debe proceder del siguiente modo:
- Enfriar con chorros de agua fría durante 10-15 min.
- Lavar con suero fisiológico o con agua y jabón neutro.
- Utilizar un antiséptico.
- Cubrir con un apósito hidrocoloide.
Ante una herida leve
- Lavarse bien las manos con agua y jabón para evitar infecciones.
- Usar guantes protectores como medida de protección.
- Lavar completamente la herida con agua y un jabón suave e irrigar con suero fisiológico.
Detener la hemorragia ante una herida sangrante.
- Presionar con un apósito seco o empapado en agua oxigenada para detener el sangrado.
- Si el sangrado es persistente se debe remitir a un servicio de urgencias.
- Aplicar el antiséptico de elección.
- Si existe la posibilidad de que la herida se contamine o se vuelva a abrir por fricción, se debe cubrir una vez que se haya detenido el sangrado. Los apósitos recomendados son los hidrocoloides.
Ante una punción menor
- Lavarse las manos y usar guantes.
- Utilizar un chorro de agua durante unos minutos para enjuagar el sitio de la punción y lavar con jabón.
- Buscar objetos dentro de la herida y, de encontrar alguno, aconsejar acudir al médico.
- Recordar al paciente la necesidad de estar adecuadamente vacunado contra el tétanos. No olvidar la dosis de refuerzo cada 10 años.
Ante una úlcera por presión
- Limpiar las lesiones inicialmente y en cada cura con suero fisiológico.
- Usar la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la úlcera para facilitar el arrastre de los detritus, bacterias y restos de curas anteriores, así como para su secado posterior. La presión de lavado más eficaz es la proporcionada por la gravedad o, por ejemplo, a través de una jeringa.
- No limpiar la herida con antisépticos locales (povidona yodada, clorhexidina, agua oxigenada, alcohol, etc.) o limpiadores cutáneos.
- Cubrir con apósitos especiales para úlceras.
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