La investigación final del pavoroso incendio en la torre residencial de Londres culpa a más de 250 personas del siniestro
Reino Unido
Actualizado Miércoles, 4 septiembre 2024
Todas y cada una de las 72 muertes en el pavoroso incendio que destruyó la torre Grenfell de Londres el 14 de junio del 2017 fueron "evitables". Al cabo de más de siete años, la investigación final sobre el siniestro identifica hasta 250 presuntos responsables de negligencias: desde Lord Jack Pickles, ex secretario de Comunidades y Gobierno local, a la compañía Arconic (fabricante de los revestimientos altamente inflamables), pasando el cuerpo de bomberos de la capital británica, por su escasa preparación para controlar la situación y "las graves deficiencias en la cadena de mando".
Sir Martin Moore-Bick, responsable de la investigación que ha costado 237 millones de euros, ha hecho públicas sus conclusiones que han reabierto las heridas entre los más de 500 supervivientes de la tragedia y los familiares de las víctimas, que esperan aún justicia.
Scotland Yard ha identificado por su parte a 58 personas y 19 organizaciones por su presunta responsabilidad en la tragedia. El informe culpa indirectamenteal premier David Cameron (por haber ignorado los riesgos de la seguridad anti-incendios en los edificios residenciales y haber impulsado una "agenda desregulatoria") y a Theresa May, la inquilina de Downing Street en el momento de la tragedia, criticada también por el abandono sufrido por los supervivientes y los familiares de las víctimas.
La investigación de 1.700 páginas concluye que el siniestro fue el resultado de "décadas de negligencia" por parte del Gobierno central para prohibir el uso de material inflamable en los revestimientos y por "la sistemática falta de honestidad" de las compañías implicadas en la renovación de la torre de 23 pisos que ardió como una pira. El informe es especialmente crítico con los responsables locales del distrito de Kesington y Chelsea y con el contratista que gestionaba el edificio (TMO).
El informe cayó como una bomba de relojería en la Cámara de los Comunes, con una lluvia de acusaciones sobre los Gobiernos conservadores por la falta de acción antes, durante y después de la tragedia. "Hemos identificado 4.630 edificios que tienen un revestimiento similar y el 50% han empezado ya trabajos de remediación", declaró la viceprimera ministra, Agela Rayner. "Necesitamos acelerar esta tarea".
El fantasma de la torre Grenfell se proyecta entre tanto en la esquina olvidada de Notting Hill. La estructura sigue cubierta al cabo de siete años por andamios y una lona blanca, coronada en lo alto con un corazón verde en memoria de las víctimas (Forever in our hearts). Su demolición está aún pendiente de la investigación policial en curso.
El fabricante ocultó los riesgos
"Hemos esperado siete años para conocer la verdad", declaró Ed Daffarn, uno de los 223 supervivientes del incendio, al frente ahora de la organización Grenfell Survivors. "Hasta la fecha hemos asistido a un carrusel de acusaciones cruzadas, Tenemos la esperanza razonable de que la investigación final sirva para revelar toda la verdad".
La investigación oficial acusa al fabricante del revestimiento de "ocultar deliberadamente" los riesgos del producto y a los Gobiernos conservadores de "ignorar, retrasar o no tener en cuenta" las preocupaciones expresadas por los vecinos y por los expertos durante años.
La torre de 24 pisos y 120 apartamentos ardió en menos de tres horas a partir de un cortocircuito en una nevera del piso cuarto. El revestimiento del edificio -construido en 1967 y renovado en el 2012- estaba formado por paneles composite de aluminio con un núcleo central de polietileno.
La alta combustibilidad del revestimiento, unida a la presencia de huecos, contribuyó a la rapidez con la que se propagó el fuego y a crear un "efecto chimenea". Los bomberos fueron incapaces de emplear el suministro de agua del propio edificio y no pudieron usar los ascensores para trasladar sus equipos a los pisos superiores.
El edificio contaba con una sola escalera (algo legal en el Reino Unido). Los vecinos de los pisos superiores recibieron además la orden de "stay put" (quedarse quietos), lo que dificultó aún más la evacuación. Nadie murió al final por debajo del piso 11, pero el constante revoloteo de los helicópteros creó aún más confusión en los pisos superiores: muchos de ellos creyeron que iban a a ser rescatados por el tejado.
La investigación deja también en entredicho a la Brigada de Bomberos de Londres (LFP) por las numerosas "deficiencias" en la organización, en la preparación y en la cadena de mando, así como por "la falta de un liderazgo efectivo" y "una actitud de complacencia".
Abandonados
En la parte más emocional de su intervención, el investigador-jefe Martin Moore-Bick recordó cómo el incendio fue ante todo "una tragedia humana" y recalcó cómo la mayoría de las 72 muertes se produjeron por inhalación de gases tóxicos, antes de que les alcanzara el fuego.
Moore-Bick destacó cómo los supervivientes fueron "abandonados" por las autoridades locales y por "las organizaciones que deberían haberles protegido en una situación de emergencia".
El investigador concluyó con una serie de recomendaciones -de la creación de un nuevo órgano regulador de la construcción a planes específicos y obligatorios de seguridad ante el fuego en torres de más de diez plantas- para evitar una nueva tragedia como la de la torre Grenfell, que figura en los anales de Londres como el mayor desastre en un edificio residencial desde los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
FUENTE: https://www.elmundo.es/internacional/2024/09/04/66d8347021efa0667e8...
Imagen de los bomberos intentando controlar el incendio de la Torre Grenfell del 14 de junio de 2017
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Tragedia en el Reino Unido
La investigación reprocha al Gobierno británico que consintieron la construcción de inmuebles sin garantías suficientes de seguridad y a las empresas por su “falta de honestidad sistemática”
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El informe final sobre el incendio que mató a 72 personas en la Tor... refleja que una batería de factores contribuyeron al incendio más grave en la historia reciente de Reino Unido. Se reprocha a los sucesivos gobiernos que consintieron la construcción de inmuebles sin garantías suficientes de seguridad, así como a las empresas que, con una “falta de honestidad sistemática”, ocultaron los riesgos del revestimiento de la fachada, clave para la rápida extensión de las llamas.
Al presentar sus conclusiones tras siete años de investigación, el exjuez Martin Moore-Bick afirmó que la catástrofe supuso “la culminación de décadas de fracaso” de las autoridades y el sector privado en abordar los riesgos de utilizar materiales combustibles en la construcción.
Además, según el documento de 1.700 páginas, el servicio de bomberos londinense carecía en ese momento de la capacitación y estrategia necesarias para afrontar un fuego en un edificio de 24 pisos, que empezó cuando se quemó una nevera en el cuarto y se propagó rápidamente por la fachada.
Disculpa en nombre del Estado
Ante la publicación de este informe, el primer ministro, Keir Starmer, se disculpó, en una declaración parlamentaria, ante las víctimas en nombre del Estado y prometió vetar a las firmas consideradas responsables de futuros contratos con la Administración pública.
Al igual que Moore-Bick, subrayó que la tragedia fue evitable y admitió que el país falló “antes, durante y después” del suceso a los residentes de Grenfell, muchos de los cuales eran inquilinos de protección oficial.
Starmer se comprometió a responder en seis meses a las 58 recomendaciones del antiguo magistrado y pidió a la Policía acelerar su revisión del caso para que los infractores sean juzgados.
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Por su parte, el alcalde de Londres, su correligionario Sadiq Khan -que llegó al cargo en 2016-, destacó a su vez que los supervivientes demostraron durante estos años “una implacable fortaleza, dignidad y coraje en su lucha por obtener justicia”.
“Los perpetradores deben rendir cuentas inmediatamente por su sistemática deshonestidad, codicia corporativa, indiferencia institucional y negligencia”, manifestó en un comunicado.
Las autoridades y el sector de la construcción “fallaron gravemente” a los vecinos del edificio
Moore-Bick, que escuchó unos 1.600 testimonios en más de 300 audiencias donde se analizaron 320.000 documentos, sostuvo que el incendio se debió a la negligencia institucional y la “deshonestidad sistemática” de compañías que fabricaban y vendían los revestimientos que contribuyeron a propagar las llamas.
El que fuera juez del Tribunal de Apelación denunció que había una “manipulación deliberada y sostenida” de los controles contra incendios, con una interpretación sesgada de los datos y engaños al mercado por parte de firmas como Arconic, Celotex y Kingspan.
Moore-Bick lamentó que las autoridades y el sector de la construcción “fallaron gravemente” a los vecinos del edificio de 129 apartamentos ubicado en el oeste de Londres -hoy cubierto para ocultar su esqueleto calcinado-, que posibilitaron el incendio con su “incompetencia, deshonestidad y avaricia”.
Como principales recomendaciones, propuso la creación de un regulador único para la construcción, dependiente de un ministerio que lo supervise, al concluir que la gestión de la seguridad de los edificios en la jurisdicción de Inglaterra y Gales es “gravemente defectuosa, compleja y fragmentada”.
También defendió constituir un Colegio de Bomberos y Rescate para mejorar la formación de los profesionales, así como las técnicas para examinar la idoneidad de los materiales.
Tras publicarse este informe, la Policía Metropolitana de Londres analizará su contenido en los próximos 18 meses para determinar si se cometieron delitos que puedan llevarse ante la Justicia, mientras que las víctimas y sus familiares urgen a castigar a los responsables.
FUENTE: https://www.lavanguardia.com/internacional/20240904/9912489/informe...
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