'Rescatistas hicieron labor tipo kamikaze'; falta capacitación, señala experto
Especialista que ayudó tras los ataques contra las Torres Gemelas alerta que pudieron haber quedado sepultados o provocado otro derrumbe debido a su inexperiencia
21/10/2017 05:20 CLAUDIA SOLERA
CIUDAD DE MÉXICO.
Un rescatista de los atentados de las Torres Gemelas en el 9/11 viajó hasta México a formar parte del equipo que recuperó a las víctimas del edificio colapsado de Álvaro Obregón 286. Ahí fue donde más personas quedaron atrapadas en la Ciudad de México: 28 sobrevivientes y 49 sin vida, según cifras oficiales. Cuatro días después del terremoto del 19:S, Alberto Burrero, director de operaciones especiales, aterrizó desde Vancouver, Canadá, con su propio equipo: Advanced Incident Support Team.
Al evaluar las operaciones de rescate antes de su llegada en la colonia Roma Norte, concluyó que la mayoría de los rescatistas mexicanos y voluntarios que participaron durante los dos primeros días, pudieron haber quedado sepultados entre los escombros o provocado otro derrumbe al manipular la estructura “debido a su inexperiencia”.
Había muchos voluntarios y de equipos de rescate, pero eso no significaba que todos supieran lo que estaban haciendo en Álvaro Obregón 286. El problema con la mayoría era su inexperiencia y la falta del equipo para poder estar ahí. Si alguien carece de entrenamiento para rescatar a las víctimas podría hacer las cosas todavía mucho peor, porque se corre el riesgo de que con otra réplica o nuevo colapso muera más gente. Nadie quiere matar a más personas”, aseguró Burrero en entrevista con Excélsior.
Alberto Burrero nació en España, pero la mayor parte de su vida ha estado en Canadá. Actualmente es teniente del Departamento de Bomberos de la ciudad de Vancouver. Su larga trayectoria de 30 años como rescatista de operaciones especiales incluye la recuperación de víctimas en el World Trade Center de Nueva York en 2001 y ha entrenado a grupos de militares y policías por todo el mundo.
Como bombero, lamentó que durante las primeras horas luego del terremoto de 7.1, esta figura hubiera estado ausente en la Ciudad de México.
Lo que más me sorprendió, porque soy bombero profesional, es que los bomberos no pudieron hacer nada, porque no tenían el entrenamiento. Cuando hay terremotos o cualquier emergencia, son los primeros que deberían ir a rescatar a la gente. Luego quienes llegarían somos nosotros, los equipos de operaciones especiales”, explicó.
Este rescatista viajó a México por una invitación de la propia comunidad mexicana de Vancouver, quien financió y apoyó la logística de su viaje.
Como Canadá no iba a enviar a un equipo profesional, la comunidad mexicana me preguntó si me interesaría ir a apoyar en las labores de rescate a su país, donde nos necesitaban. Les dije que sí”.
Alberto Burrero, estando en México, recordó su operación en las Torres Gemelas. En Nueva York murieron 343 bomberos y 23 policías al intentar sacar a las personas atrapadas en el interior. En Álvaro Obregón, igual que en la zona cero del WTC, muchos rescatistas “tenían muy poco entrenamiento para enfrentar una situación así”.
Cuando estuve en las Torres Gemelas todos los días teníamos a más de 100 personas que se hacían daño. A esas personas sin experiencia tenemos que decirles: ‘mira, espera afuera, porque esto es muy riesgoso’”, consideró.
Jesús Valdez es uno de los ingenieros constructores de México, que llegó como sociedad civil e hizo equipo con Alberto Burrero para estabilizar el edificio colapsado y prevenir otro derrumbe en Álvaro Obregón 286. También se sorprendió al notar cómo los rescatistas habían hecho el trabajo sin las suficientes medidas de precaución.
Los rescatistas estuvieron expuestos a losas sueltas con un peso mayor a 120 toneladas, que seguían moviéndose, que ya no estaban apoyadas sobre sus elementos naturales, sino sobre el inmobiliario aplastado.
Al principio llegaron rescatistas a apuntalar el derrumbe y a penetrar en la estructura sin conocimiento técnico. Los primeros dos días hicieron un muy mal apuntalamiento, como Dios les dio a entender. Los puntales eran muy largos, sin tensores ni refuerzos. Realmente se metieron a todos los lados sin medir riesgos. Hicieron una labor tipo kamikaze”, concluyó el ingeniero Valdez.
Conforme las autoridades tomaron el control de la situación, comenzaron a llegar al derrumbe equipos de rescate mexicanos profesionales y con certificaciones internacionales como Grupo Internacional Topos, Grupo de Rescate México, Mineros de Guanajuato y Coahuila y el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), comandado por Guido Sánchez Coello.
Sin embargo, había otro desafío por resolver, ninguno de los grupos de rescate nacionales tenía entre sus integrantes a un ingeniero estructuralista, como lo requerían los equipos de EU, Israel, España, Francia, Canadá, Bogotá y Ecuador, que llegaron a sumarse a labores en la Roma Norte.
Por esta razón fue que Guido Sánchez contactó a Jesús Valdez para ser el enlace con los estructuralistas extranjeros (con los ingenieros José Mesuro de España, Ori de Israel, Carri de Estados Unidos y Sebastien Saudubray de Francia, entre otros) y formar parte del equipo para estabilizar el derrumbe.
Los ingenieros son quienes asumen la responsabilidad de velar por la vida de los rescatistas.
El ingeniero principal, (Jesús Valdez), de alrededor de 40 años, es normalmente un ingeniero civil empleado como director técnico de una empresa de construcción, pero cuando surgió esta crisis, intervino. Toda su experiencia de vida lo preparó para este desafío. Es casi como si alguien lo hubiera ubicado en el lugar correcto, en el momento correcto. Él moviliza un ejército de especialistas y equipos de voluntariado. Él renuncia a su trabajo de pago para servir a su gente. Él es un héroe; el más capaz. Él y su equipo trabajan las 24 horas para asegurarse de que el equipo USAR esté a salvo mientras recuperan sus cuerpos”, escribió sobre el mexicano el ingeniero de California, Estados Unidos, Kit Miyamoto, en su blog, quien también fue parte de este rescate.
Valdez se convirtió en el puente entre Burrero y los rescatistas mexicanos para realizar la operación más desafiante del terremoto del 19:S en la Ciudad de México, que duró exactamente 15 días.
OBISPO PIDE ENTENDER EL DESASTRE DESDE LA FE
El obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, encabezó una misa en la que se recordó a las 27 personas que perdieron la vida durante el sismo del pasado 19 de septiembre y convocó a entender este desastre desde la fe e iniciar la reconstrucción.
El obispo expresó: “Muchas veces nos preguntamos por qué el señor ha permitido esto, el señor lo ha permitido ¿y saben por qué?, porque algo bueno va a salir de aquí, tengan la plena seguridad; de ahí el dicho que sabemos, ‘no hay mal que por bien no venga’, pero para entenderlo hay que tener esa mirada de fe, entenderlo a la luz de la fe”.
Frente a la plaza principal de la ciudad se dieron cita unos mil feligreses en medio de los edificios que están siendo demolidos y que sufrieron graves daños por el sismo, incluso muchos prefirieron no acudir debido a que esta zona de la ciudad aún es considerada de alto riesgo.
El obispo añadió que “estamos viviendo una pasión, estamos viviendo algunos una crucifixión, pero tengan la plena seguridad de que viene la resurrección, la resurrección de Jojutla, la resurrección de Morelos, la resurrección de nuestros seres queridos, el pueblo que sabe enfrentar estos momentos tan trágicos y dolorosos, resucita con un nuevo deseo, con un nuevo ímpetu de salir adelante”.
También pidió a los feligreses redactar una carta de agradecimiento a los voluntarios que han colaborado en rescate y ayuda.
-Pedro Tonantzin
FUENTE: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2017/10/21/1196146#imagen-2
POLÉMICO ARTICULO EN EXCELSIOR:
La Organización de La Hermandad de Bomberos quiere dejar en claro nuestra postura. Siempre hemos publicado aquellas noticias que creemos de importancia para los Primeros Respondientes de Latinoamerica y España sin tendencias políticas, intereses comerciales o amiguismos. Esta noticia la creemos de mucha importancia y queremos ponerla a disposición de nuestros miembros para que tomen conocimiento de ella e incluso si quieren dejar algún comentario. Sin embargo queremos dejar en claro que si hay algo que es muy poco ético y poco profesional es el ser invitado por un país extranjero que te abre sus puertas en esta situación tan delicada y hacer estos comentarios a la prensa para que tome estado publico desde tú país cuando llegas de regreso.
No decimos que sea verdad o mentira pero lo que si podemos decir es que nosotros tenemos contacto con grupos USAR de México y podemos dar fe del intenso entrenamiento y la gran carga horaria anual a la que son sometidos en este tipo de especialidad. No en todos los casos pero en algunos puntuales podemos confirmar que cuentan con el equipo necesario. Como dice Alberto Burrero, su país no envió un grupo de ayuda y el recibió de todos modos una invitación especial de las autoridades para trabajar en la ciudad de México osea que el fue parte de la respuesta que se dio al sismo. Sabemos de la costumbre metodológica mexicana de buscar ayuda en Estados Unidos cuando busca resolver un problema que no puede resolver por si solo; pero seria bueno que la próxima vez de analice si estas personas están eticamente y profesionalmente a la altura del problema a resolver.
También se vio en las primeras horas una gran presión de grupos de rescate extranjeros por estar en el lugar y viajar lo antes posible sin un requerimiento oficial del gobierno mexicano presionando y llamando permanentemente a los consulados o cancillerías mexicanas. Sin embargo desconocemos en lo operativo que tan importante fue; o que resultados dieron estas presencias que rondan las 300 personas muchas horas después del sismo en el lugar comparados con los resultados obtenidos por los grupos de rescate nacionales. no decimos que sea positivo o negativo pero no se conoce esta estadística o resultado tantos días después del terremoto a excepción del grupo Israelí que en las primeras horas aporto profesionales que eran muy necesarios sobre todo en la parte estructural de los edificios dañados y que contaban con una experiencia y preparación que no había en México.
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