Autor: CARLOS ALBERTO LESTÓN – Consultor independiente en Seguridad contra Incendios, Profesor en Posgrado de Especialización en Seguridad contra Incendios en el Instituto Argentino de Seguridad, Buenos Aires, Argentina.
SEGURIDAD CONTRA INCENDIOS Y LA IMPORTANCIA DE LA SECTORIZACIÓN CONTRA EL FUEGO
INTRODUCCIÓN
Sin ninguna duda que cualquier esfuerzo que llevemos a cabo para prevenir el inicio de un foco de fuego jamás nos permitirá llegar a la seguridad absoluta, por tal motivo los diferentes métodos de evaluación del riesgo deberán ser objetivos y llevados a cabo con el tiempo suficiente y absoluta responsabilidad. El siguiente trabajo centraliza la importancia de los llamados Sectores de Incendios y su relación directa con la Seguridad Humana
LA EVALUACIÓN DEL RIESGO DE INCENDIO Y LA PROTECCIÓN PASIVA
A menudo los profesionales en Seguridad contra Incendios solemos detectar durante el desarrollo de los estudios específicos de Evaluación de los Riesgos de Incendios, ya los llevemos a cabo en industrias, comercios, escuelas, edificios de oficinas o los destinados a viviendas, algunas desviaciones de singular importancia respecto del cumplimiento de las normativas específicas en varios puntos que son más o menos recurrentes dentro de todos esos lugares, que muchas veces no se contemplan responsablemente e inclusive pasando en algunos caso hasta desapercibidas.
Sabemos perfectamente que una buena Gestión en Seguridad contra Incendios no se limita solamente al estudio de la carga de fuego y posterior selección de los sistemas extintores adecuados al riesgo detectado, sino que son evaluados también otros puntos de especial importancia sobre todo aquellos que involucran la Seguridad Humana.
Con el estudio de la carga de fuego en muchas casos se intenta conocer principalmente los valores de la energía térmica que en caso de incendio se alcanzarían dentro del lugar estudiado, pero muy pocas veces se evalúan los materiales presentes en cuanto a su relación con el índice de generación de humos, siendo éste un dato increíblemente importante.
Entonces la seguridad contra incendios deberá involucrar en los estudios sobre evaluación del riesgo muchos otros factores que deberán ser analizados para poder llegar a controlarlos, modificarlos y si se puede hasta eliminarlos por el potencial peligro hacia la seguridad humana.
LA SECTORIZACIÓN CONTRA EL FUEGO Y SU IMPORTANCIA
Como complemento de todo lo anterior, no es menos importante el hecho de analizar las características edilicias y los materiales que forman parte del llamado “Continente” (el edificio en sí mismo sin mobiliarios), y actuar al respecto adecuando todo el conjunto a las legislaciones que fueran de aplicación.
En éste marco, los fundamentos de la Protección Pasiva nos definen precisamente a los elementos de protección pasiva, a “Aquellas piezas diseñadas, producidas e instaladas de forma permanente dentro de cualquier volumen arquitectónico y que no actúan en forma directa sobre el foco del potencial peligro, en nuestro caso el fuego, sino que desarrollan labores de Compartimentación y Sectorización, tanto en forma horizontal como en forma vertical”.
Estas herramientas están enfocadas a generar espacios estancos llamados SECTORES DE INCENDIO, los cuales tienen como principal misión reducir la incidencia del fuego en estas zonas permitiendo la evacuación a través de pasillos seguros y concediendo un tiempo vitalmente necesario para la llegada de los equipos especializados en la respuesta ante el fuego.
Por supuesto que el éxito de éstas dos acciones depende en gran medida, de la calidad y el grado de resistencia al fuego de todos aquellos elementos que componen estos sectores.
Por ejemplo, los cableados, las tuberías, las aberturas cortafuegos, los elementos de decoración, el tipo de pinturas y barnices utilizados, los cielorrasos, mamparas separadoras, aberturas, alfombrados, etc.
Una vez iniciado el incendio y debido a la gran presión generada por el incremento de la temperatura, la velocidad de avance del frente de llamas puede alcanzar velocidades mayores a los 10/15 metros por segundos y temperaturas del orden de los 1.000 ºC, y es por ésta razón la importancia que tiene el control riguroso y detección de posibles defectos sobre todos éstos elementos ya que cualquier desvío en los estándares que deben respetar, incrementará exponencialmente tanto la velocidad del frente de llamas como la temperatura alcanzada.
Los controles deberán centrarse tanto en la calidad de los materiales, su resistencia al fuego natural o incrementada (con elementos que retarden su combustión) y sobre todo la correcta instalación de esos elementos dentro del edificio.
Estos controles tendrán dos tipos de efectos muy diferentes dependiendo del momento en que se lleve a cabo el estudio, dentro de la etapa de diseño arquitectónico del edificio, o una vez concretada su construcción (sobre todo en edificios con cierta edad) ya que en éste último caso las modificaciones por lo general estarán muy condicionadas.
De todas maneras y aún en edificios viejos, podemos utilizar muchos elementos de última tecnología y probada eficacia, para dotar a los elementos del continente, de una resistencia cierta que pueda llevar al cumplimiento de lo exigido en las legislaciones de aplicación.
Hay muchos métodos, elementos y técnicas de aplicación para lograr incrementar la resistencia al fuego de los elementos combustibles del continente, entre otros, tratamientos con pinturas y barnices intumescentes, sellados de huecos con almohadillas ignífugas pasivas y reactivas (también intumescentes), resinas, collarines, juntas, particiones vidriadas cortafuegos, compartimentación de galerías de servicio con morteros de protección contra fuego, conductos con sacos antifuego, y muchos más.
Las aberturas deberán responder, tanto puertas como ventanas, a los requerimientos de las normas en cuanto al tiempo que deben garantizar su estabilidad y resistencia ante la exposición al fuego, las paredes también deben cumplimentar todos estos requisitos.
Ahora bien, todos estos requerimientos están indicados en los códigos de edificación, los reglamentos y leyes de seguridad zonal, y también las normas internacionales de referencia que indican, para cada tipo de actividad, los valores de resistencia de todos los elementos que componen la arquitectura del edificio.
Pero de nada servirán todas éstas precauciones si realmente no se llevan a cabo las compartimentaciones de los sectores de incendio en forma adecuada, es decir, de nada servirá la inversión en puertas cortafuego y pinturas retardantes de llama, si existen conductos que comunican sin protección dos sectores contínuos, al igual que dos niveles diferentes que están comunicados por huecos de ascensores, escaleras o conductos de cableados sin protección.
Por ésta razón la importancia de la coinstalaciones de gas, el manejo de residuos y algo muy importante, la acumulación de objetos en desuso en sótanos o boxes.
Algunas soluciones brindan protección utilizando rociadores en los lugares comunes, extintores especiales y hasta sistemas automáticos de detección, pero esto forma parte de la protección ACTIVA no siendo el caso del presente trabajo.
La compartimentación entonces, es la técnica que más ayudará a la seguridad de las personas en caso de incendio, logrando la evacuación del lugar en forma rápida y ordenada y aislando, dentro de lo posible, el foco de fuego en el sector de incendio hasta la llegada de Bomberos.
Recordemos entonces la importancia del minucioso estudio del lugar a proteger y sectorizar no dejando nada librado al azar, a veces los detalles son quizás los culpables de la falla de los sistemas de protección.
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