Santander, 15 de febrero de 1941. Un fuerte temporal azota la ciudad cuando en el número 20 de la céntrica calle Cádiz, comienza un incendio.
Las llamas se propagan rápidamente y sin control, gracias a la fuerza del viento sur, que llega a alcanzar los 180 kilómetros por hora.
La ciudad se queda pronto sin comunicaciones. No hay teléfono, ni gas, ni luz. Y, a pesar del esfuerzo de los bomberos, el fuego avanza con rapidez por la zona más céntrica de la ciudad, la que se corresponde con el espacio amurallado de la villa medieval.
Casi 24 horas después empiezan a llegar refuerzos de los cuerpos de bomberos de Asturias, Castilla, La Rioja, País Vasco y Madrid. A pesar de toda su ayuda, fueron necesarios tres días para frenar el fuego. Y 17 más para apagar todos los rescoldos.
Pero el fuego ya ha destruido 120.000 metros cuadrados del Santander más antiguo. Más de 10.000 personas perdieron sus casas. Muchos de ellos también sus negocios. Porque el 90 por ciento del comercio de la ciudad quedó arrasado por las llamas.
Y en medio de la tragedia, la solidaridad. En una España empobrecida después de una Guerra Civil, los donativos de ropa, alimento y dinero en metálico llegaron desde todos los puntos del país y también del exterior, contribuyendo decisivamente a que la ciudad emergiera de sus ruinas.
Santander. Año 2016. Se cumple el 75 aniversario del incendio que transformó la Ciudad conocida hasta entonces. Una tragedia que dejó una profunda huella. Y que hoy quiere ser recordada para que vecinos y visitantes conozcan, un poco más, la historia de la ciudad.
La conmemoración quiere ser también un gran homenaje. A los damnificados, a todas las personas solidarias que les prestaron su ayuda y a los servicios de emergencia. Especialmente a los Bomberos, que perdieron de entre sus filas a un compañero de Madrid, el único fallecido en la tragedia.
La conmemoración se celebrará durante todo un año, en el que el Centro de Documentación de la Imagen de Santander recuperará y pondrá a disposición de la ciudadanía los fondos documentales procedentes de donaciones particulares.
Y los testimonios de testigos directos de la tragedia, a través de su taller de la Memoria.
Habrá exposiciones para disfrutar del fondo documental del incendio de Santander. También en la calle, con la instalación de totems en puntos estratatégicos que ayudarán a comprender el cambio físico de la ciudad.
Todo ello en el marco de una campaña divulgativa, que aprovechará también las nuevas tecnologías para dar a conocer el suceso que cambió la ciudad para siempre.
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