Foto: Vista general de edificaciones destruidas a las orillas del río Huacapa el martes 24 de septiembre de 2013, en Chilpancingo (Guerrero, México). Las autoridades mexicanas elevaron hoy a 130 la cifra de fallecidos por los efectos de los ciclones “Ingrid” y “Manuel”, que azotaron vastas áreas del país la semana pasada, mientras siguen las labores para atender a los damnificados. EFE/José Luis de la Cruz
(Tixtla México, 25 sep dpa) – La laguna inundó un tercio de la población. Cuerpos de animales putrefactos flotan en el agua y el panteón municipal está inundado. En la comunidad mexicana de Tixtla hay preocupación. Además de los daños causados por las lluvias, tienen miedo de epidemias.
“Ahorita la alarma es que, de un momento a otro, se vaya a desatar una epidemia porque las acciones que se están haciendo son insuficientes y hay bastante agua”, dijo Rosa Icela Robles, que con su esposo y un hijo de cuatro años tuvieron que dejar su casa e ir a un albergue.
Tixtla es una población del estado de Guerrero que figura entre las más afectadas por las lluvias del fenómeno tropical “Manuel”, que azotaron a México hace diez días.
La Laguna Negra se desbordó. Unas 200 casas se inundaron. El agua se ve color verdoso y se perciben malos olores. Los animales fueron arrastrados por las corrientes del río que alimenta la laguna.
“Ahorita la alarma es que, de un momento a otro, se vaya a desatar una epidemia porque las acciones que se están haciendo son insuficientes y hay bastante agua”.
El pueblo se ubica 13 kilómetros al este de Chilpancingo, capital de Guerrero. A diferencia de otras localidades, no está incomunicado porque, aun cuando su principal carretera está dañada y hay muchos derrumbes, se puede llegar por una vía alterna. Pero el agua es el problema.
El alcalde Gustavo Alcaraz dijo que se sacaron de la laguna 20 cerdos y 15 vacas muertos, pero los rescatistas afirmaron que era riesgoso seguir haciéndolo porque se despedazarían y proliferaría la contaminación.
Según las autoridades, en dos semanas se podría solucionar el problema de la inundación y los más de 7.000 damnificados podrían volver a sus viviendas.
Robles contó que ella y su familia al principio creyeron que era “una lluvia normal”. “Pero cuando vimos que no dejaba de llover y que ya estaba el agua hasta la puerta de mi casa entonces si agarramos lo poco que teníamos y nos fuimos al albergue”.
Las autoridades han enviado médicos y brigadas de salud a comunidades afectadas, donde se presentan problemas como infecciones respiratorias, diarreas, dermatosis y hongos entre pobladores que caminan descalzos por el lodo y duermen en el suelo.
“Lo que estamos ahorita muy ocupados trabajando es en la parte de prevención de enfermedades que, como sabemos, se producen después de una inundación de esta magnitud”, dijo la secretaria (ministra) de Salud, Mercedes Juan. “Afortunadamente no hemos tenido ningún brote epidemiológico”, indicó.
Sin embargo, muchas localidades siguen incomunicadas y en condiciones de riesgo mientras las lluvias continúan, ahora por efecto de una baja presión que se formó en el Pacífico sur.
“Manuel” tocó tierra como tormenta tropical con fuertes lluvias el domingo 15 de septiembre en la costa del sur y oeste de México y se combinó con el huracán “Ingrid”, que entró al día siguiente por la región del Golfo de México. Las lluvias han dejado 130 muertos y un centenar de desaparecidos.
Por: Tonantzin Yei Beltrán (dpa)
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