Bombero sacrificó su vida por alertar peligro del tsunami
El día del tsunami, el bombero Fujio Koshita siguió tocando la campana mientras veía desde lo alto de su cuartel, en el puerto de Otsuchi, cómo se aproximaban a toda velocidad las olas gigantes. Aún no se ha encontrado su cuerpo, pero es un héroe en su ciudad.
Cuando la tierra empezó a temblar, este hombre de 57 años, uno de los 28 bomberos de Otsuchi, corrió al cuartel para dar la alerta, en lugar de escapar hacia las alturas de la ciudad para salvarse.
Intentó accionar las sirenas de alarma, pero no funcionaban por un apagón. Encontró una vieja campana en un galpón, subió al tejado, la instaló y comenzó a tocarla a rebato, con vigor, por largos minutos.
Los sobrevivientes recuerdan la angustia que sintieron al oír las campanadas de ese 11 de marzo. “El sonido era verdaderamente fuerte. Demostró ser un hombre muy valiente. Me siento orgulloso de él”, dice Kaito Yamasaki, de 16 años.
“Creo que lo que le importaba era salvar el mayor número de personas posible. Él era un hombre con un gran sentido del deber, como los japoneses de antaño, sumamente escrupuloso. Hablaba con frecuencia del honor de los bomberos”, añade Toru Suzuki, un compañero de 41 años a quien Koshita ordenó ponerse a salvo mientras seguía tocando la campana, pese a ver las olas del tsunami acercarse a gran velocidad.
Además de Koshita, otros siete bomberos de Otsuchi murieron o desaparecieron mientras evacuaban a ancianos y minusválidos, o intentando cerrar las doce compuertas de protección contra tsunamis de la bahía.
“Yendo a la primera línea cumplimos con nuestro deber. Creo que nuestros esfuerzos permitieron salvar algunas vidas y limitar los daños”, dice Mineo Oguni, de 61 años, el decano del Cuerpo de Bomberos.
Según el balance oficial, 540 de los 15.000 habitantes de Otsuchi murieron, mientras 1.051 están desaparecidos.
¡Tienes que ser miembro de LA HERMANDAD DE BOMBEROS para agregar comentarios!
Únete a LA HERMANDAD DE BOMBEROS