SAN BRUNO, California, EE.UU. (AP) - Un tramo del ducto de gas que se fracturó y estalló en un barrio de un suburbio de San Francisco, dejando cuatro muertos y casi 60 heridos, era considerado desde antes una instalación de alto riesgo, porque pasaba por un área densamente poblada, informaron el sábado autoridades estatales y federales.
Una de las víctimas que murió por el estallido e incendio del jueves trabajaba paradójicamente para la comisión que revisa los planes de la empresa Pacific Gas & Electric, a fin de modernizar sus instalaciones, incluido otro tramo riesgoso de la misma tubería, ubicado a 4 kilómetros (2,5 millas) de la zona del siniestro, informó la vocera de la Comisión de Servicios Públicos de California, Terrie Prosper.
Jacqueline Greig, analista de la comisión, y su hija de 13 años Janessa, murieron por la detonación, que abrió un cráter cerca de su casa y destruyó decenas de casas edificadas en la década de 1960, en las colinas desde las que se divisa la Bahía de San Francisco.
Una joven de 20 años, identificada como Jessica Morales, falleció también en la explosión y el incendio. Otra víctima hallada más temprano no había sido identificada.
Había aún cinco personas desaparecidas tras la explosión, dijo Neil Telford, jefe policial de San Bruno, el sábado por la tarde
Sabino y Greig pertenecían a una pequeña comisión que defiende a los consumidores y busca proteger el medio ambiente en la distribución de gas natural.
"Esto me ha conmocionado, porque ella era una de las personas que estaban más involucradas con este tipo de trabajo", dijo Mike Florio, abogado de la organización The Utility Reform Network, con sede en San Francisco, que trabajaba con Greig. "Y resulta que el ducto pasaba cerca del propio vecindario de Jackie".
Entre los documentos presentados por PG&E para audiencias con los reguladores estaba uno que consideraba que un tramo de la misma tubería era "uno de los 100 más riesgosos" en todo el territorio al que presta servicio la empresa.
San Bruno parecía el sábado un pueblo fantasma tras la explosión que desató un infierno de llamas.
Casi 60 personas quedaron heridas, varias de ellas de gravedad, tras el desastre ocurrido la noche del jueves, mientras que cientos de residentes aguardaban que las autoridades les permitieran regresar a su comunidad, en las afueras de San Francisco.
A causa de las llamas, numerosos vehículos quedaron convertidos en hierros fundidos en las salidas de los garajes, en tanto que equipos de trabajadores intentaban localizar víctimas entre las ruinas y los escombros.
Cuadrillas de trabajadores también intentaban restaurar los servicios básicos como el suministro de agua a las viviendas que quedaron en pie.
Unas 40 viviendas fueron destruidas y siete quedaron con daños severos, mientras que decenas registraron estropicios a causa del incendio que se propagó de manera rápida por unas seis hectáreas (15 acres).
Varias casas derrumbadas quedaron cubiertas con una capa de ceniza blanca y las autoridades efectuaban las inspecciones necesarias para verificar que la tubería rota no represente un nuevo peligro para la comunidad.
"Queremos garantizar que las tuberías de gas son seguras", dijo el alcalde de San Bruno, Jim Ruane.
Algunos residentes recibieron autorización de regresar a una zona restringida para que recogieran pertenencias.
Un grupo de autoridades locales, estatales y federales recorrieron la zona destruida, a la que describieron como un pueblo fantasma.
"Es muy difícil describir lo que se siente ante la escena de un bello vecindario y toda una sección que casi ha desaparecido, y de los restos de los vehículos fundidos en las salidas de las cocheras", dijo la senadora estatal de California, Barbara Boxer, quien se apersonó en la zona de desastre.
Las autoridades intentan determinar las causas de la explosión.
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