Después de 11 horas de arduo trabajo, los miembros del Cuerpo de Bomberos de Armenia (Quindío) decidieron tomar un respiro para continuar sus labores de búsqueda y rescate de sobrevivientes del vuelo 965 de American Airlines.
Ya eran las 7:15 de la noche del jueves y la espesa niebla no daba espacio para la visibilidad a una distancia mayor a un metro lo que obligaba a los cuatro sabuesos a permanecer unidos para no perderse en medio de la espesa e inhóspita vegetación del cerro San José donde hacía diez horas había colisionado el boeing 757 con sus 164 ocupantes.
El teniente Marco Tulio Marín se levantó de la roca que le servía de asiento para alcanzar el termo con tinto caliente que colaron antes de subir al talado bosque que dejó el impacto de 600 kilómetros por hora de la aeronave.
Sin embargo, ninguno de ellos se pudo embeber un sorbo. Un gemido lastimero brotó de los restos de la aeronave. Como por arte de magia se olvidaron de termo, contenido y pocillos para cambiarlos por linternas, señales de humo que significaban indicios de vida y alaridos de apoyo a todo pulmón.
Somos del cuerpo de rescate... dónde estás? Si no puedes hablar, golpea algo, sacude algo, trata de hacer ruido, somos tus amigos , gritaban desesperados. Y cuando se disponían a prender una pequeña hoguera surgió el milagro. Un prolongado llanto lastimero los llevó hasta el fuselaje del avión y allí, entre unas retorcidas latas estaba una sobreviviente más de la tragedia. Era una perra cachorra color amarillo de raza labrador con escasos seis meses de edad. Aunque prácticamente tendría un día de vida, pues sobrevivir a semejante tragedia era volver a nacer.
El capitán Jorge Hernán Jaramillo Jaramillo gritó emocionado: dispongan de todo como si fuera un ser humano, es una vida y hay que salvarla .
El animal convulsionaba y no sabían si su temblor era de shock o de frío. Luego del análisis diagnosticaron que tenía principios de hipotermia. Lo primero que hicieron fue abrigarla y colocarla cerca del fuego que como otro milagro la mojada leña había prendido.
Los leves masajes en sus húmedas carnes la reanimaron en cuestión de 20 minutos y cuando el animal reaccionó y levantó la cabeza los socorristas se mostraron precavidos de la mordida. Pero la nobleza del animal pudo más que la tragedia, el susto y el dolor pues Marco Tulio en su mano lo único que recibió fue un lametazo acompañado de un agitado batir de cola. El cabo Sergio Iván Martínez no se pudo contener con la escena y un borbollón de lágrimas salieron de sus ojos.
El llanto de alegría fue contagioso y con sumo cuidado John Jairo la levantó, la llevó contra su pecho y como si fuera una bebita cargó con ella por la espesa selva rumbo al refugio instalado a un kilómetro de donde se encontraban los restos del avión. A las 10:35 llegaron luego de turnarse la cargada de la perrita durante el trayecto.
Aunque presentaba una leve cojera y tenía laceraciones en la pata, se encontraba en buenas condiciones físicas. El paso siguiente fue bautizarla. Por ser los bomberos de Armenia la ciudad milagro y haberse salvado de milagro decidieron ponerle el nombre de Milagros .
Y quedó a partir de hoy la mascota de los Bomberos de Armenia como símbolo de esperanza y vida. No en vano su llegada a la capital quindiana será como llegan los héroes, con desfile de máquinas y sonar de sirenas por las calles de la ciudad.
Publicación
eltiempo.com
Sección
Información general
Fecha de publicación
23 de diciembre de 1995
Autor
NULLVALUE