Es bien sabida la vitalidad de la lengua para incorporar nuevos vocablos; revivir antiguos, muchas veces en novedosos significados; transmutar palabras hacia acepciones imprevistas; sumar sinónimos a los ya sancionados por el uso, especialmente en grupos cohesionados por un hacer especifico, sinónimos que tan solo un cofrade será capaz de entender, reafirmando su “pertenencia a”.
Tantas como cofradías o seudo-cofradias existen, tantas las veleidades del idioma, que aunque, a veces, lo alejan del oído de gentes ajenas, sin duda que lo enriquecen; virtud propia de las lenguas vivas.
Y aunque los veintitantos signos alfabéticos permanecen inalterables, los cruzamientos entre ellos (“cruzamientos” hasta que la real academia autorice matrimonio) han dado, dan y seguirán dando lugar a nacimientos fruto de la pasión de un idioma que no se anquilosa.
En esta oportunidad, penetraremos subrepticiamente a un cuartel, y entre “monos”, “gemelos” y “alcachofas”, descifraremos, quizá, la lengua en la bomba.
POLLO: Tambor desmontable. Porta mangueras.
CHORIZO: Manguera rígida para aspiración de aguas abiertas.
ALCACHOFA: Filtro que se coloca en el extremo del “Chorizo”, para aspirar en aguas abiertas, especialmente, en canales, lagunas, etc.
CAMA: Forma de llevar las mangueras unidas unas con otras y plegadas en forma horizontal.
GEMELO: Elemento que recibe agua por un extremo y sale por dos, cada uno con su llave independiente.
TRIFURCA: Igual al “Gemelo” pero con tres salidas.
Fuente: http://segundinos.cl/web/el-lenguaje-bomberil-chileno/
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