Riesgos Laborales concluye que fallaron la emisora y el brazo articulado en el incendio de Uría
Resalta que aunque Palacio y 'Cuni' se hubieran bajado a la cornisa atados, no se hubiera evitado el fatal accidente
19 julio 2016
El Instituto de Prevención de Riesgos Laborales ha emitido un informe al Juzgado de Instrucción 2 sobre los fallos habidos en el incendio que el pasado 7 de abril arrasó el edificio de Uría, 58 y afectó al 25 de Melquíades Álvarez. El suceso puso en vilo a la ciudad y terminó en tragedia: a las cuatro de la tarde, el inmueble colapsó y cayeron al vacío dos bomberos que se encontraban en la cornisa intentando apagar un archivador envuelto en llamas que se les resistía desde su anterior posición, desde lo alto de la cesta del brazo articulado. Eloy Palacio, de 55 años, falleció en el momento. Su compañero, Juan Carlos Fernández Granda, 'Cuni', de 35 años, tuvo mejor suerte, sobrevivió a la caída.
En la extinción del fuego, a lo largo de cinco horas, salieron cosas mal. La Inspección de Trabajo describe, en su informe, varios de los fallos: en las comunicaciones, en el brazo articulado y también destaca la escasez de agua, que, aunque deben ser corregidas no las considera «como causas» del accidente.
«La explicación de la enorme dimensión que alcanzó el incendio puede venir dada porque la estructura del edificio de Uría era de madera y/o debido a que al lugar no se acudió en los primeros estadios del incendio, sino que había pasado tiempo desde que se originó. Cuando el primer dispositivo llegó al lugar, el fuego se encontraba ya bastante extendido». Una explicación que queda abierta.
En su informe, que ya está en poder del juzgado, anota la escasez de agua
Lo que sí deja claro es que aunque Eloy Palacio y Juan Carlos Fernández, cuando bajaron a la cornisa, antes de sucumbir, hubieran dispuesto del equipo anticaídas anclado a la cesta del brazo articulado, su suerte hubiera sido prácticamente la misma. Aunque «es verdad que hubiese retenido la caída, el hecho de precipitarse hacia el interior del edificio junto con gran cantidad de material es muy probable que hubiera descendido la posibilidad de aminorar la gravedad de las lesiones sufridas por ambos trabajadores».
Ambos bomberos «tomaron conjuntamente la decisión de salir de la cesta (el bombero herido reconoció no haber recibido en ningún momento orden de los mandos de descender de la misma) y si decidieron hacerlo es porque no previeron en ningún momento que la estructura estaba tan debilitada que el riesgo de colapso podía ser inminente».
Para la elaboración de este informe, el Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales mantuvo entrevistas con 'Cuni', y con nueve testigos del accidente, entre ellos el jefe de Bomberos, José Manuel Torres. Del intendente solamente dice que los primeros momentos del incendio fue él quien subió con el bombero herido a la cesta, pero «en un momento dado» Torres descendió «para coordinar las actuaciones». Es lo único que se dice de él.
Eloy Palacio le tomó el relevo en la plataforma junto a 'Cuni'. Tenían la instrucción, recoge el informe, de refrigerar la fachada e impedir la propagación de las llamas a los edificios colindantes. «Quedaron sin agua en poco tiempo». «En una de esas ocasiones en la que quedaron sin abastecimiento de agua, empezaron a percibir fallos en el brazo articulado, que hacían difícil el control del mismo». Los sensores de aproximación «no funcionaban correctamente, empezaron a sonar alarmas y, lo que era más peligroso, a dar fuertes sacudidas». Hasta entonces habían estado trabajando sin sujeción, pero al notar los bandazos anclaron el equipo anticaídas.
Cuando el fuego parecía que amainaba, 'Cuni' salió de la cesta a la cornisa para retirar tejas e impedir que cayeran a las calle. Seguía sujeto. Después, «descendieron del brazo articulado para reemplazar las botellas de oxígeno y descansar». Y volvieron a subir. Fue cuando, prosigue el informe, se percataron de que se quemaban unos archivadores en el bajocubierta. «Estaban en un ángulo muerto para ellos, así que ambos decidieron salir de la cesta para, desplazándose a través del forjado de la última planta, alcanzarlos y proceder a su extinción». La instrucción que tenían, según el bombero herido, «era no dejar de echar agua e impedir su propagación», aunque los entrevistados coinciden en se ordenó «a viva voz y a través de la emisora» que el fuego se atacara desde el exterior. Sobre las cuatro de la tarde, Palacio y 'Cuni' decidieron conjuntamente salir de la plataforma, «se soltaron el arnés anticaídas» y fue cuando el edificio colapsó y les arrastró desde una altura de 18 metros. Palacio falleció.
Entre los agentes entrevistados, uno de los supervisores jefes, que acudió al incendio sobre las 14.50 horas para ayudar, aseguró que «la información que se le dio al llegar fue clara y concisa», y recalcó que «el dispositivo estaba correctamente supervisado, organizado y coordinado». En lo que coinciden todos los testigos es que «el sistema de comunicación de radio del que disponen falla con bastante frecuencia (ese día también) y que el brazo articulado da fallos frecuentes en cuanto a su gobierno, perdiendo el control del mismo».
También están de acuerdo en que una vez dada la orden de abandonar el edificio de Uría, la instrucción fue: «Ataque exterior y evitar la propagación a los edificio colindantes». Algo que intentaron en todo momento Palacio y 'Cuni' Este último, según un informe sobre el accidente en este caso de la Oficina de Prevención de Riesgos Laborales municipal, remarcó que «no habría recibido en ningún momento la orden de los mandos de descender de la cesta», pero tampoco escuchó «directamente de sus mandos directos la orden concreta de no abandonar la cesta», sin perjuicio de que este mandato fuera transmitido al bombero fallecido, Eloy Palacio.
Fuente: http://www.elcomercio.es
El bombero Eloy Palacio habría muerto en Uría aunque hubiese estado atado, dice un informe
Prevención de Riesgos Laborales cree que al caer entre los escombros no se habría "aminorado la gravedad de los daños"
19.07.2016
Félix VALLINA El informe elaborado por el Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales sobre el accidente en el que perdió la vida Eloy Palacio -el bombero que falleció el pasado 7 de abril durante las labores de extinción del incendio que arrasó el número 58 de Uría y afectó gravemente a otro inmueble de la calle Melquíades Álvarez- concluye que "es muy probable" que la gravedad de las lesiones que acabaron con la vida del trabajador hubiese sido "similar" si éste y su compañero Juan Carlos Fernández, también herido, hubiesen estado anclados a la plataforma de la que se bajaron para apagar el fuego desde la estructura del edificio. "En estas circunstancias disponer de algún sistema de protección colectiva se considera inviable y la utilización de un equipo de protección individual anticaídas anclado a la cesta u otro punto resistente, aunque es verdad que hubiese retenido la caída, el hecho de precipitarse hacia el interior del edificio junto con gran cantidad de materiales hace muy probable que hubiera descendido la posibilidad de aminorar la gravedad de las lesiones sufridas por ambos trabajadores", recoge el escrito, que fue remitido ayer a los diferentes abogados personados en la causa.
El Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales reconoce que a lo largo de la investigación realizada para elaborar el informe se detectaron "fallos" que se produjeron aquella jornada el Uría. Tras haber entrevistado a los mandos, a los bomberos que estuvieron ese día trabajando y al propio Juan Carlos Fernández, quedó probado que ese día hubo fallos en el sistema de comunicación por radio, como ocurre "con bastante frecuencia", y que el brazo articulado con el que los accidentados subieron al tejado también empezó a dar problemas "y fuertes sacudidas" cuando se encontraban trabajando, pero esas circunstancias, "que deben ser corregidas", no se pueden "considerar como causas del accidente". Según el informe, la causa de la muerte de Eloy Palacio tiene que ver con que cayó "desde una altura aproximada de 18 metros sobre restos previamente desprendidos que alcanzaban la primera planta".
El documento elaborado por el Instituto Asturiano de Riesgos Laborales también refleja que Eloy Palacio y su compañero Juan Carlos Fernández se quedaron en varias ocasiones "sin abastecimiento de agua" cuando se encontraban en plena lucha contra el fuego que se llevó por delante la vida del primero de ellos.
Fuente: http://www.lne.es
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