Con información de www.lapoliciaca.com
Un jovencito de 17 años falleció tras ser atropellado por el tren ayer por la noche a la altura de la colonia Santa María de Cementos.
Su cuerpo quedó colgando del puente de la continuación del Malecón del Río de los Gómez ya que una de sus piernas se atoró en un tubo. Rescatistas de Bomberos ayudaron a bajarlo ante más de 300 curiosos.
Fue a las 8:20 de la noche que Antonio Daniel Barroso Hernández, de 17 años de edad, se encontraba caminando sobre las vías del tren.
Familiares aseguraron que Antonio no trabajaba ni estudiaba, le gustaba caminar solo.
Ayer caminaba sobre las vías justo sobre el puente del Malecón del Río de los Gómez que se encuentra a un costado del bulevar Timoteo Lozano entre Francisco Villa y Hermanos Aldama.
Antonio no escuchó que el tren se aproximaba y desesperadamente los maquinistas le pitaban para evitar la tragedia.
"Están muy nerviosos los maquinistas, cuentan que le pitaban para que se quitara pero no lo hacía y ya no pudieron detener el tren", comentó un agente de Seguridad Pública.
Miguel Ángel Meza Campiño, de 48 años de edad y originario de Mazatlán era el encargado de las máquinas 2047 y 3732. El ferrocarril era conducido por Luis Benjamín Aguirre Serrano, de 54 años, quien tiene domicilio en Aguascalientes.
El tren salió de Lagos de Moreno y se dirigía a Irapuato.
Al ver a Antonio, los maquinistas sí frenaron pero no fue posible detenerlo antes de atropellar al joven.
Antonio fue golpeado con la máquina en la cabeza y expulsado hacia el vacío.
Pero en su caída, la pierna izquierda de Antonio quedó atorada en un conducto de agua y quedó pendiendo del puente. Su muerte fue instantánea.
Vecinos que atestiguaron la tragedia acudieron a avisar a los familiares de Antonio.
Elementos de la Policía resguardaron el lugar ya que más de 300 personas se acercaron para ver la escena.
La madre de Antonio se desvaneció en varias ocasiones y pedía que lo bajaran. "¡No es cierto, está vivo no puede terminar así tan feo!", gritaba.
Rescatistas de Bomberos acudieron al lugar y después de hacer su planeación, se acercaron para bajar el cuerpo.
Con ayuda de cuerdas se sostuvieron en el puente. Subieron a Antonio y con cautela lo bajaron al lecho del río para finalmente ponerlo en la bolsa blanca y trasladarlo a las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) para realizarle la necropsia de ley.
Los maquinistas se quedaron en el lugar para rendir su declaración del hecho y ponerse a la orden de Ministerio Público.
Agentes ministeriales comenzaron a cuestionar si se trataba de un accidente y que Antonio no escuchó el tren o quizás propició su suicidio.
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