Los eventos adversos, particularmente los eventos mayores, son generadores de crisis, producen momentos de sospecha, son capaces de romper además de la infraestructura, el consenso, los vínculos de confianza se debilitan, surgen los recelos, los enfrentamientos se hacen más ásperos, los sentimientos se agrietan y las angustias se multiplican.
En esos momentos de crisis incluso, se piensa en cambios (ver los técnicos de futbol ante la perdida de un partido relevante), por otro lado, los que sueñan con un nuevo orden arremeten contra los que llevan la acción, poniendo en duda la inteligencia, capacidades y acciones que se están acometiendo.
Se interpretan señales según conveniencia y se producen demandas que muchas veces entorpecen el proceso y aflora la soberbia, fomentándose una inestable mezcla de inquietud, angustia y curiosidad que no permite el control de la situación que en paralelo se está dando.
Aunado a esta realidad, imaginemos el acontecimiento, junto a sentimientos de estrés, dolor, temor o enojo que afecta en forma diferente a cada persona, junto a un brutal constante bombardeo de videos en televisión, redes sociales; comentarios e hipótesis desordenadas de “especialistas” y locutores de radio y televisión, fotografías de los ciudadanos, cada una más impresionante que la anterior, testimonios de ciudadanos que intentan salvar a sus familiares, testigos y por supuesto, declaraciones de funcionarios de gobierno, prometiendo o dando órdenes a diestra y siniestra.
De la misma forma no prevemos que nuestros despachos y desplazamientos van a estar afectados a causa de cambios desfavorables en las condiciones de la vialidad urbana (postes, escombros, rotura de calles y puentes afectados), los sistemas de control de tráfico y los ciudadanos en la calle, puede causar una gran complejidad a nuestro trabajo.
La forma de manejar la cotidianidad de los servicios de OPR, turnos y cambios de turno, jerarquías y jefaturas, los equipos administrativos, y todos las demás funciones, costumbres y prácticas de las organizaciones que no son flexibles, pero que deben cambiar dada las condiciones paralelas, ambientales, sociales, tecnológicas y legales que surgen en estos eventos.
En el caso de BR, hablamos por ejemplo de apuntalamiento y enseñamos como hacer los mejores apuntalamientos con madera, sin embargo, no hemos analizado quien nos va a proveer de la cantidad de madera, en tipo, cortes, dimensiones y capacidad de carga necesarios para hacer los apuntalamientos, solo nos quedamos con el aprendizaje de como medir, cortar y armar. Tampoco hemos trabajado o investigado, sobre posibles sustitutos o diseños de sistemas de apuntalamiento más sencillos, prácticos y baratos que estén al alcance para un uso rápido e inmediato.
La concurrencia de eventos disimiles, derivados de eventos principales que afectan a un número de personas afectadas que se incrementan de forma exponencial con múltiples sectores afectados y que evoluciona en cascada, toda vez que no se consideran en los procesos de preparación. Además, agravado producto de la tardía transferencia de información de la realidad en desarrollo a la práctica de atención, producto igualmente de las dificultades del proceso de evaluación y comunicación interinstitucional.
Lo cierto, es que este es un tema para el cual no nos preparamos, siempre hemos pensado en forma de mono amenaza, y que vamos a llegar al sitio, bajar y desplegar nuestros equipos, todo en sana paz, sin ciudadanos presionando porque sus familiares están allí, logramos establecer nuestro PC y a partir de allí, probar y desempeñar estrategias, técnicas y tácticas que hemos puesto en práctica en muchos ejercicios. Lo cierto es que lo practicamos, pero nunca ocurre así, ya que hay puentes que se colapsan, vialidad obstruida, trafico inmanejable, población en la calle emocionalmente impactada etc.
Siempre dejamos de lado o no consideramos, lo que realmente daría fluidez a la atención de un evento mayor que es la disponibilidad de información inmediata de lo que está sucediendo, reducir el impacto emocional e institucional, garantizar la eliminación de la exaltación institucional, la exigencia política y finalmente evitar la toma de control del proceso, por un ente de confianza política que desplegara acciones propias de un escenario político o militar según sea el caso, sin entender que se trata de un escenario social. Lamentablemente en nuestros ejercicios nunca se consideran esos aspectos, que son y conformas el DESASTRE real.
Estamos en un mundo que crece en las ciudades y el panorama mundial nos dice que vivimos en un mundo en el que los desafíos están cada vez más integrados, hoy en día, alrededor del 55 % de la población mundial, 4200 millones de habitantes, vive en ciudades. Se estima según el banco mundial, que esta tendencia continuará. Para 2050, la población urbana se duplicará, y casi 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades, donde además se produce más del 80 % del producto interno bruto (PIB) mundial, sin embargo, las respuestas (NO COMO BOMBEROS) sino como gestores de ciudad son cada vez más fragmentadas y difusas… la pregunta es… a donde vamos a llegar?
No estamos valorando, que alrededor del 90 % de la expansión urbana de los países en desarrollo se registra en áreas próximas a zonas de riesgo y se traduce en asentamientos informales y no planificados. Así que la propuesta como OPR es por que no estamos:
- Trabajando en analizar el proceso de desarrollo de ciudad llevado adelante
- Tratamos de anticiparnos a las sorpresas y a las transformaciones que se están llevando a cabo a fin de estar preparados para lidiar con ellas.
- Desarrollamos estrategias y planes flexibles y ágiles que permitan su aplicación a fin de actuar rápidamente y tomar las decisiones lo más cerca posible de la realidad territorial.
- Seguimos pensando en la preparación amenaza por amenaza o hemos reflexionado sobre la naturaleza sistémica del riesgo.
- Pensamos en lograr asegurar la obtención de la información adecuada, en la forma correcta, para la persona indicada, al costo adecuado, en el momento oportuno.
¿O nos seguimos viendo como actores separados, con esferas de responsabilidad ya sean espaciales, geográficas, temporales o disciplinarias, en vez de vernos como gestores de ciudad, con ideales y objetivos comunes, que nos permitan, mejorar la eficiencia, reducir la duplicación de esfuerzos y lograr acciones conectadas y colectivas?
¡Tienes que ser miembro de LA HERMANDAD DE BOMBEROS para agregar comentarios!
Únete a LA HERMANDAD DE BOMBEROS