EURO FIREFIGHTER
PAUL GRIMWOOD
En 2007 se produjo un incendio en suelo europeo, un incendio “rutinario”, con el establecimiento de un combate de forma que representa el escenario típico de la mayoría de las asistencias que realizan los Cuerpos de Bomberos de todo el mundo. El incendio se produjo en una pequeña nave abandonada de una sola planta, pero en las inmediaciones existían estructuras con una carga de fuego considerable, capaces de propagar y aumentar las proporciones del evento.
La primera respuesta consistió en un equipo de 05 bomberos en un solo Auto Bomba, con el apoyo más cercano a 20 minutos del lugar del evento.
A lo largo de este libro, mostraremos que muchas cosas podrían haber sucedido en 20 minutos de combate. En este evento, dos bomberos murieron. ¿Qué falló en este fuego común para tener este trágico final? ¿Fue solo la naturaleza mortal de nuestra profesión mostrando su destino inevitable?
Primero, comprenda que no hay nada de "rutinario" en la actividad de extinción de incendios. Si los bomberos acaban adquiriendo el hábito de acercarse siempre al fuego de la misma manera, invariablemente sucumbirán a la tendencia a volverse descuidados con sus procedimientos. Regla número uno: el descuido es, con mucho, el peor enemigo de un bombero. En segundo lugar, siempre tenemos a mano recursos y procedimientos que podemos usar/llevar a cabo para reducir nuestra exposición al riesgo. Por ejemplo, siempre hay espacio para que mejoremos nuestra preparación para el socorro, o para que nuestra comunicación operativa sea más eficiente, y varias otras actitudes pueden brindar seguridad al equipo y al escenario. En tercer lugar, es imperativo que planifiquemos sistemas de trabajo seguro basados en protocolos operativos claros y breves, con el objetivo de mejorar el establecimiento de tácticas en un escenario donde los recursos estarán predefinidos.
Finalmente, necesitamos capacitar de manera efectiva tanto a los bomberos como a los elementos de mando, en sus diferentes perspectivas, para que podamos lograr un mayor espectro de capacidad para evaluar y percibir riesgos y problemas operativos, más específicamente, en la observación y “lectura” de los cambios en las condiciones del fuego. . Este punto es absolutamente crítico y predice cuál es el conocimiento fundamental necesario para estabilizar y controlar el desarrollo de un incendio estructural, manteniendo la seguridad de los equipos.
En el incendio antes mencionado, el comandante de incidentes de primera respuesta formó inmediatamente un plan de ataque de dos frentes. Utilizó 03 bomberos teniendo líneas de ataque en dos puntos de entrada. Su movimiento inicial estaba dirigido a interrumpir la propagación y confinar el fuego fuera de la estructura (combate defensivo). Los dos bomberos de la primera línea avanzaron, en un acto continuo, a la orden del comandante de entrar “un poco” para permitir un mejor ángulo de aplicación del agua. La intención del comandante de la guarnición era que solo se posicionaran dentro de la puerta principal que daba acceso a la calle (Cara Alfa). Sin embargo, esta dirección sirvió para cambiar por completo la táctica y la forma de ataque de “defensiva” a “ofensiva”, aunque, al parecer, esa nunca fue la intención.
La interpretación de los dos bomberos al escuchar la orden de entrar “unos metros” fue entrar “unos seis metros”. Mientras estos dos avanzaban más y más, poco a poco, dentro de la estructura, el comandante de la guarnición ayudaba a otro bombero a cortar una puerta metálica para permitir el acceso a otro frente de combate. En este punto, debemos preguntarnos sobre las funciones y tareas asignadas según la forma táctica aplicada. de seguridad). Sin embargo, en el momento exacto en que los operadores de primera línea ingresaron a la estructura, la operación se convirtió en un modo de combate ofensivo. En este punto crítico, las preguntas estratégicas incluirían los siguientes elementos:
• El modo táctico (ofensivo o defensivo) nunca fue verbalizado a los subordinados.
• Tan pronto como los bomberos ingresaron a la estructura, se debe declarar el modo de combate ofensivo y comunicarlo a todos a través de comunicaciones, de acuerdo con el Sistema de Comando de Incidentes.
• Con los bomberos establecidos dentro del edificio, el comandante de rescate debe ubicarse en su puesto de mando y concentrarse en observar y leer las condiciones del incendio, buscando signos indicativos de circunstancias cambiantes y evaluando el grado de riesgo de desarrollo. La posición ideal para establecer un puesto de mando es en una esquina, donde al menos dos fachadas pueden evaluarse más fácilmente al mismo tiempo.
• El briefing táctico debió haber sido claro, citando los objetivos establecidos. La mera verbalización “ir un poco más allá” puede ser interpretada de manera completamente subjetiva, abriendo espacio para diversas conductas.
Con dificultad para romper la puerta de hierro, el comandante del incidente decidió crear aberturas adicionales, rompiendo algunas ventanas para crear acceso a la entrada a la segunda línea de batalla. En ese momento, los dos bomberos habían avanzado considerablemente en la estructura y las ventanas abiertas servían como puntos de ventilación para el fuego.
En los dos minutos posteriores a este ventilación, el comandante del incidente (que se informó que era un instructor de CFBT) no estaba en condiciones de poder observar los cambios en las condiciones del humo, que se volvió más negro y más turbulento, y que comenzó a escapar bajo presión a través del alero del techo.
De repente, ocurrió un incendio que avanzaba rápidamente y los dos bomberos quedaron trágicamente atrapados en las llamas. En un hecho diferente ese mismo año, sin embargo, en suelo estadounidense, nueve bomberos perdieron la vida. Una vez más, el llamado enfoque “rutinario” ante un incendio considerado de pequeñas proporciones demostró cómo las cosas pueden tomar el peor giro posible en cuestión de minutos. Un foco sobre una pila de basura que estaba posicionada tangente a la pared exterior de la estructura de una gran mueblería, propagó el calor hacia el interior, provocando que el fuego evolucionara hacia una parte de la estructura interna de gran volumen, atrapando a los bomberos mientras el interior el fuego se intensificó.
Nuevamente, la estructura de comando de la operación no logró establecer el control del escenario, y los siguientes comandantes, en los primeros minutos del incendio, ya estaban vinculados a las actividades operativas, o se encontraron manejando estas micro tareas, sin retirarse nunca a una posición que les permitiera permitir una visión general de lo que estaba sucediendo en la estructura en su conjunto. Este problema se verá redundantemente a lo largo de este libro, denominándose “visión de túnel”, que es el resultado de la acción de “comando” sin la acción de “control” de la operación. Es perfectamente posible en un teatro de operaciones tener un mando emanando órdenes sin controlar lo que se hace y observando el retorno de los efectos generados por las acciones.
Todas las posibilidades de contener los riesgos causados por la “reacción en cadena” de los errores tácticos se desperdician lamentablemente por la falta de capacidad de los elementos de mando para controlar las acciones tácticas y, a menudo, los errores de mando aumentan considerablemente el grado de exposición a los riesgos de los bomberos más allá del límite aceptable...
Y haz de este tu objetivo personal:
“Siempre aprende del pasado, siempre busca nuevos conocimientos, siempre usa nuevos conocimientos para confrontar las verdades convencionales y la sabiduría para estimular y compartir nuevas ideas”.
Además, tenga siempre presente la importancia de honrar y respetar a quienes nos precedieron estudiando sus experiencias a través de sus relatos e historias:
“No es el crítico el que importa, ni el que muestra cómo tropieza el fuerte, o dónde podría haberlo hecho mejor el realizador de las hazañas. Todo el crédito pertenece al hombre que está realmente en la arena; cuyo rostro está manchado por el polvo, el sudor y la sangre; el que lucha valientemente; el que se equivoca y lo intenta una y otra vez; el que conoce con gran entusiasmo, gran devoción, y que se consume en una causa justa; el que al menos conoce, al final, el triunfo de su hazaña, y el que en el peor de los casos, si fracasa, al menos fracasará actuando excepcionalmente, de modo que su lugar nunca estará con esas almas frías y tímidas que no saben ni de victoria ni derrota.”
Teodoro Roosevelt 1910
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