Cuando en estos días el mundo católico conmemora la pasión y resurrección de Cristo, cada día vemos a nuestro lado personas comunes y corrientes que también han debido cargar una pesada cruz.
Tal es el caso de Rodrigo Alvarado Ruiz (, menor del sector de Quicaví, en Quemchi, quien hasta antes de agosto de 2010 asistía con normalidad a la escuela de su localidad y disfrutaba jugar a la pelota con sus amigos, tratando de emular a los cracks de la selección chilena.
Sin embargo, en ese momento todo cambió para el niño, ya que se le detectó un tumor cerebral.
La conclusión médica fue bastante definitiva, por lo que debió ser intervenido quirúrgicamente a fines de ese mismo mes.
Pese al procedimiento, la esperanza de una exitosa recuperación sufrió pronto un duro golpe, cuando tiempo después se detectó que el quiste había reaparecido y que el pronóstico era desalentador: el cáncer se había ramificado a otras zonas de su frágil cuerpo.
SUEÑO
Cuesta entender por qué el infante tiene que sufrir ese padecimiento, que provoca enorme desazón entre sus familiares y el equipo de profesionales que lo atiende en la Unidad de Pediatría del Hospital Augusto Riffart de Castro.
Así como en todo el mundo es conocida la Fundación Make a Wish por cumplir los deseos de pequeños enfermos, a nivel local se quiso efectuar una iniciativa similar.
Por eso se quiso hacer efectivo uno de los sueños que Rodrigo atesoraba para su futuro y que -posiblemente- no podría materializar: ser bombero.
Las gestiones encontraron adecuada respuesta en la Primera Compañía de la capital provincial, cuya directiva y voluntarios no tuvieron mayores inconvenientes en acceder a las aspiraciones del menor.
Fue así como en una ceremonia efectuada ayer en el hall principal del nosocomio los 'chicos buenos' invistieron al pequeño como aspirante honorario a la institución.
Vestido con impecable uniforme de parada, el niño escuchó las palabras a cargo de miembros de la dirigencia bomberil, para luego recibir de manos de los "chicos buenos" un casco que lo acredita como miembro de la reconocida compañía.
Aplauso cerrado y marcada emoción en los rostros de familiares, bomberos, funcionarios del hospital e incluso miembros de la prensa marcó una jornada que Rodrigo llevará en su corazón hasta el momento de partir.
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