Las calles del centro guayaquileño se vistieron de luto cuando un voraz incendio sorprendió a una familia arrebatándole la vida a cuatro personas, entre ellas dos menores de edad. Marcaba el reloj las tres de la mañana cuando la presencia de humo puso en alerta al sistema ojos de Águila, que a través de una cámara ubicada en la avenida Nueve de Octubre permitió dar alerta a las autoridades sobre el siniestro. Una vivienda de dos pisos era el sitio del fuego que reunió a los curiosos que transitaban a esa hora por la avenida Machala, en intersección con Luis Urdaneta. El domicilio número 537 se había convertido en un enorme horno. El coronel Martín Cucalón, jefe del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, dijo a EXTRA “el fuego se originó en la planta baja y empezó a contaminar el resto del inmueble cuyos pisos interiores son de madera”. Aunque no se trata de una versión oficial, todo parecería responder a un cortocircuito generado por las luces de un árbol navideño. El fuego rápidamente se extendió por las vetustas paredes provocando una enorme cortina de humo. Esto atrapó a los siete habitantes de la planta baja, quienes dormían en el mezanine, un lugar bastante estrecho y con pocas facilidades para movilizarse. Las llamas en un instante prendieron la ropa y cartones aglomerados en la habitación. Al sentir que el humo los asfixiaba, tres de los miembros de la familia salieron en precipitada carrera, bajando por una peligrosa e incómoda escalera de madera que los conducía hasta la puerta de salida. Solo cuando están a salvo se percatan de la ausencia de cuatro miembros de la familia por lo que intentan desesperadamente socorrerlos, pero no pueden porque el fuego ha tomado fuerza Fue así como trágicamente perdieron la vida Lidia Ruiz Álvarez de Toledo, de 36 años; Lucía Ruiz Álvarez, de 35; M. A. N. R., de 11, y la pequeña V. G. R., de tan solo un año de nacida. Los bomberos llegaron enseguida al lugar del incendio para realizar sus tareas de rescate. “Fue necesaria la presencia de 14 unidades de operación y 300 voluntarios para controlar las llamas”, declaró Cucalón. Mientras los rescatistas ejecutaban sus labores, familiares y vecinos se lamentaban esperando lo peor para los cuatro familiares. Uno de los más preocupados era Carlos Toledo Salazar, quien manifestó que su esposa Lidia “se encontraba en el interior”. El coronel Cucalón fue el encargado de informar que en el mezanine, que les servía como dormitorio, se encontraron cuatro cadáveres, dos adultos y dos menores de edad. Los más allegados a la familia estallaron en llanto sin poder asimilar la noticia que en esos momentos recibían. No podían creer que tan solo horas antes se habían dado las buenas noches con la firme esperanza de seguir juntos por la mañana. El fuego también se propagó por los pisos superiores de donde se logró rescatar a un joven de unos 20 años, quien sin querer identificarse manifestó que estaba asfixiándose, pero la oportuna intervención de los bomberos le permitió conservar su vida. http://www.diario-extra.com/ediciones/2010/12/20/cronica/fuego-en-g...