Una mujer de 30 años fue sorprendida in fraganti el pasado 15 de juliopor la policía de Galapagar (Madrid), cuando intentaba prender fuego a una finca, por motivos desconocidos. Cuando fue detenida, aún llevaba un pedazo de cartón chamuscado en la mano. El 1 de agosto, el guardia civil Enrique E. L., de la misma edad, fue arrestado como presunto autor de 19 incendios en la sierra suroeste de Madrid en las últimas dos semanas de julio.
Los fuegos que provocaron ambos engrosarán las estadísticas anuales de incendios forestales que, a estas alturas, ya muestran que solo en julio se produjeron la mitad de los 4.414 fuegos registrados en 2013. Esas cifras señalan también un dato inquietante: la mano del hombre está detrás del 96% de los siniestros forestales que se registran en España y del 60% de la superficie quemada. De ellos, un 23% se deben a descuidos y el 55% son provocados.
En verano se produce uno de los dos picos clásicos de incendios —el otro es a finales de febrero por la quema de rastrojos previa al comienzo del ciclo vegetativo—. Y hasta donde se dispone de estudios —los últimos abarcan hasta el pasado 1 de julio—, 2013 está siendo un año bueno porque las lluvias, que se han prolongado hasta junio, rebajan el número de fuegos. “Hay más humedad en el suelo y en la vegetación, que ha dispuesto de más agua. Gracias a esto se alivia un factor de riesgo como la combustibilidad”, explica Carlos del Álamo, decano del Colegio de Ingenieros de Montes.
Los datos de los últimos seis meses lo atestiguan: hubo 4.414 incendios frente a los 7.950 de media del periodo 2002-2012, según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Este buen comienzo no es óbice para bajar la guardia. Las precipitaciones del primer semestre del presente año pueden ser “un arma de doble filo”, según Diana Colomina, coordinadora de restauración forestal de la principal organización para la conservación del medioambiente, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en sus siglas en inglés). “Hay más vegetación susceptible de arder, y si unimos esto a las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología, que indican un verano seco y caluroso, es posible que haya bastantes fuegos”.
Hay que prestar atención a los grandes incendios, aquellos que destruyen más de 500 hectáreas. El 0,2% de los que sufrió España en los últimos 10 años quemó el 41% del total de la superficie afectada, según WWF. La ONG celebra la reducción de siniestros en la última década, pero advierte que cada año sigue habiendo un promedio de 16.500 incendios.
Así, según avance la época estival, aumentará el riesgo. “A finales de verano crecerá por la disminución de la humedad, la subida de las temperaturas y por el viento, que son los factores principales de la fórmula 30/30/30”, explica Del Álamo. Esta regla indica que el riesgo aumenta en función de que coincidan tres fenómenos: temperaturas superiores a 30 grados, humedad inferior al 30% y vientos con velocidades superiores a 30 kilómetros por hora.
Elsa Enríquez, jefa del área de Defensa contra Incendios Forestales del ministerio, recalca que influyen muchas variables. Aparte de la cantidad de material que pueda quemarse, hay que tener en cuenta la tipología y la humedad. “Cuanto más tiempo pase, menos humedad tendrán las plantas conforme a la evolución normal de un verano. Pero no podemos asegurar que a mitad de agosto haya precipitaciones de nuevo y el peligro disminuya”, explica. Por eso, las variables de riesgo de fuego se calculan a diario.
Un guardia civil ha sido detenido por ser el presunto autor de 19 incendios forestales en Madrid
El caso de Galapagar pudo evitarse a tiempo, pero ni ha sido el único fuego, ni el peor. Los de Andratx, en Mallorca, y Cebreros (Ávila) se convirtieron en feroces incendios, y en ambos el origen está ligado de alguna forma a la acción del hombre. En la isla balear ardieron durante varios días —entre el 26 de julio y los primeros días de agosto— unas 2.335 hectáreas de la sierra de la Tramontana, protegida por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. La culpa la tuvo Ignacio G. H., de 44 años y vecino de la zona, que confesó haber diseminado sobre una carretilla las cenizas de una pr... entre las que había brasas ocultas. Este descuido ha provocado el peor incendio de Mallorca en 20 años.
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