TAL CUAL Farsas, negligencia, topos y falsos héroes
Luis Carlos Rodríguez
OPINIÓN
Después del paso de Odile por Baja California Sur, un reportero de Televisión Azteca tuvo la nota y como casi siempre la dejo ir en aras del show mediático en que se han convertido los noticieros de la pantalla chica:
Empezó a entrevistar a una señora quien narró cómo durante el paso de Odile se refugió junto con su familia en un automóvil abandonado. La escenas mostraron el vehíc*** y la señora contó la forma en que se acomodaron entre los viejos asientos y la cajuela junto con su marido y cuatro hijos.
Esa es la cultura de la protección civil que presumen autoridades federales, estatales y municipales. La misma que en 1997 provocó más de 500 muertos en Acapulco y otros municipios guerrerense por el paso del huracán Paulina; la de las decenas de deslaves que cada año sepultan cientos de personas que viven en zonas montañosa; la de los accidentes de pipas con químicos que circulan por carreteras y que cada año causan accidentes mortales..
A 29 años de los sismos de septiembre de 1985 todos hablan de los avances, de la “nueva cultura” de protección civil, se iza la bandera a media asta, se pelean las autoridades por llevar a los “topos” a las ceremonias cívicas, se reparten chalecos naranjas y cascos entre burócratas y empleados de empresas para simular que todo está bien y que estamos preparados ante los fenómenos naturales.
Hace tres años la Cámara de Diputados aprobó una nueva Ley General de Protección Civil que se mantuvo “congelada” durante el último año de Felipe Calderón y el primero de Enrique Peña Nieto. A nadie en ambos gobiernos interesó el tema. No fue hasta después del huracán “Manuel” y la tormenta tropical “Ingrid” que se publicó el reglamento que sigue sin aplicarse y es prácticamente letra muerta.
De acuerdo con la nueva ley se “modernizan los sistemas de prevención y mitigación de daños provocados por los fenómenos naturales y obliga a autoridades a reforzar la seguridad en las guarderías, las escuelas, los estadios y las oficinas públicas”.
Se incluyen temas como la prevención, la transferencia de riesgos, obras de mitigación ante fenómenos naturales como lluvias, huracanes, desbordamiento de ríos, sismos con el fin de disminuir las pérdidas humanas y tener un sistema nacional en la materia que sea preventivo y no sólo reactivo.
Además se establece la profesionalización de los funcionarios de protección civil en el país, y se aplicarán sanciones penales y económicas autoridades y constructoras que actúen de forma negligente.
A un año del huracán “Manuel”, ocurrido en septiembre del 2013, que dejo más de 200 muertos en Acapulco y en el pueblo llamado “La Pintada”, por cierto utilizado como bandera promocional por el gobierno federal en materia de reconstrucción, no hay ningún funcionario federal, estatal o municipal responsable y mucho menos sancionado por la negligencia previa, durante y posterior a esta tragedia.
Ello, a pesar de que desde septiembre de 2013 el titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, prometió una investigación para señalar a responsables de los tres niveles de gobierno que cometieron errores u omisiones que afectaron a la población y la infraestructura de varias entidades del país, luego del paso de los huracanes Manuel e Ingrid.
Ya nadie recuerda que en ningún nivel de gobierno se dieron las alertas de prevención y que el gobernador de Guerrero, Angel Aguirre Rivero, acompañado de toda la clase política del estado –del PRI y del PRD- festejaban las fiestas patrias mientras miles de acapulqueños y guerrerenses de la zona costera y serrana morían sepultados y ahogados.
La Protección Civil en México y su marco legal es una farsa, es letra muerta y se resume a los eventuales simulacros, a que los directores o subsecretarios de Protección Civil a nivel federal, estatal o municipal manejen una Hummer o un Jeep súper equipado, con torretas, palas y cascos para ir al centro comercial con sus familias.
Habría que preguntarse quiénes son los encargados de protección civil: Hay de todo, el compadre del gobernador, un contador, una ex senadora por Veracruz, un abogado, un médico. Es decir como en botica. No hay personal preparado, en manos de quién estamos. La nueva ley contemplaba escuelas para preparar al personal, la certificación de los funcionarios. Pura farsa.
Protección Civil es sinónimo de reparto de chalecos y cascos para la burocracia que quiera entretenerse con un megáfono cada 19 de septiembre. Protección Civil también son las miles alertas “sísmicas” almacenadas por el gobierno de Miguel Angel Mancera o las que están instaladas funcionan mal o suenan cuando no deben o las escuelas con más de 50 años de construidas con graves riegos o los cines y edificios viejos del DF que nadie advierte o supervisa sobre el riesgo de colapsarse.
Los Topos, la brigada de rescatistas de Tlatelolco, son lo más simbólico y rescatable de la Protección Civil en México. Esos son los héroes que rascan en los escombros que encubren la corrupción, la negligencia, a los culpables del sismo de 1985, de los huracanes Paulina, Manuel, Gilberto, entre otros.
De los deslaves que sepultan cientos de mexicanos que viven en laderas o lechos de ríos, donde los llevaron a vivir políticos y constructoras con el contubernio de autoridades o de los accidentes de pipas con químicos o combustibles en carreteras o simplemente de la tragedia de la Guardería ABC en Hermosillo Sonora. Esa es nuestra Protección Civil, sus encargados y sus falsos héroes.
emc
Fuente http://siete24.mx/proteccion-civil-farsas-negligencia-topos-y-falso...