Con la presente ley se pretende retribuir a estos beneméritos servidores públicos y a sus familiares la loable tarea solidaria, el espíritu de sacrificio, abnegación y valor de miles de personas que, desinteresadamente, acuden en socorro de la comunidad afrontando operaciones de alto riesgo, y situaciones límites que ponen en peligro la salud y la propia VIDA.
Se propone otorgar un beneficio, en reconocimiento a la labor realizada, orientado a la asistencia y protección de nuestros Bomberos voluntarios. A través de más de 125 años de historia en nuestro país las compensaciones recibidas han resultado insuficientes para paliar las carencias económicas y de salud derivadas de los dramáticos momentos atravesados, en muchos casos, los riesgos y horrores vividos han producido consecuencias físicas y psicológicas, con los consiguientes cambios radicales en la vida de los protagonistas, sus objetivos y proyectos, lo que también afecta indefectiblemente a su núcleo familiar.
Esta es una situación especial que debe ser contemplada a la luz de la deuda que la Nación tiene para con estos SERVIDORES en virtud del esfuerzo brindado durante tantas prestaciones realizadas por más de 25 años de servicios durante las 24 horas de los 365 días de cada año, sin importar el grado de la emergencia o las inclemencias del tiempo.
Tiene fundamento en el doble esfuerzo realizado paralelamente por los BOMBEROS VOLUNTARIOS para continuar con sus obligaciones laborales, ya que son ciudadanos productivos, y para sobreponerse a la pesada carga de los recuerdos y las consecuencias psicológicas que en mayor o en menor grado de importancia sufren.
Asimismo amerita que quienes LOS REPRESENTAMOS, reconozcamos la labor que nuestros bomberos realizan, tareas especificas para proteger, preservar y evitar males mayores, a la vida y salud de las personas, y al ecosistema agredido por sustancias y/o materiales peligrosos. Dejan en cada llamado, sus trabajos, sus estudios, sus hogares y familias pensando que pueden no regresar, accidentarse o contraer enfermedades contagiosas. Es importante destacar cuántos bomberos viven por debajo de la línea de pobreza, cuantos no tienen vivienda propia y a cuántos no les alcanza el dinero para medicamentos o para comprar elementos de estudios para sus hijos y, a veces, juguetes o ropas. Cuantas veces nuestros bomberos se despiertan en las noches sobresaltados, trayendo a sus memorias los cuadros más escalofriantes vividos a diario.
Cuando se accidentan en actos de servicios nadie les paga los días de trabajo que además pierden. Los Bomberos Voluntarios no sólo acuden al llamado de la sirena: también deben dedicarle muchas horas a la capacitación y al mantenimiento de sus autobombas, ambulancias, materiales y hasta sus edificios. Cuántas presiones deben soportar por querer cumplir con el deber y no tener en mucho de los casos elementos para prestar servicios, que deberían ser provistos por el Estado.
Debemos brindarles un marco normativo que les permita tener tranquilidad económica, mejorar su calidad de vida, paliar las duras secuelas que les dejan los siniestros a los que acuden a lo largo de tantos años de servicios riesgosos. También debería contemplar algunas previsiones para ser legisladas en el futuro.
La situación aquí planteada no sorprende a gran parte de la sociedad que conoce la misión de los BOMBEROS VOLUNTARIOS y colabora con la supervivencia económica de su institución. En la conciencia colectiva de todas las ciudades se ha generado la convicción de que, aprobar esta ley es un acto de estricta justicia.
Necesitamos muchos más Bomberos Voluntarios con el coraje, la voluntad y el heroísmo que los caracteriza desde 1884 y debemos asegurarles un retiro digno, a la altura de los servicios prestados.
Una especial consideración, merecen los derechohabientes: viudas/os, madres, padres, hijos o personas a cargo. En el caso de las viudas o viudos o madres o padres, de quienes murieron en servicio, fueron durante el tiempo de la pérdida, los silenciosos y sufridos contenedores de familias, en muchos casos, a cargo de hijos discapacitados. Madres, padres y esposas y esposos que tuvieron que sobrellevar durante el resto de sus días ese estrés postraumático de pesada carga emotiva. También es justo considerar el caso de los Bomberos Voluntarios que decidieron terminar con sus carreras bomberiles debido a los traumas psicológicos y enfermedades propias de la actividad, que sufrieron producto del alto riesgo que corrieron y de la actitud de indiferencia de parte de la sociedad y de las autoridades.
Como se ha dicho, hasta el momento los gobiernos, han mantenido una actitud de olvido. Por lo tanto, consideramos justo solicitar a nuestros pares la aprobación del presente PROYECTO DE LEY.-
DOCUMENTO DE DESCARGA EN PDF:
PROYECTO PENSIÓN VITALICIA.pdf