La tormenta Erika, que se disipó antes de llegar a nuestras costas, nos sirvió de lección en varios sentidos.
Por ejemplo, despertó nuestros reflejos ante la inminencia del mal tiempo, adormilados tras años en los que ninguna perturbación apuntó a nuestra península.
Y en Miami Beach, los restos de Erika, que azotaron con lluvias el Sur de la Florida el pasado fin de semana, pusieron a prueba el flamante sistema de drenaje. Las nuevas bombas instaladas funcionaron perfectamente, según explica el reportero Alfonso Chardy en su artíc*** Nuevo drenaje en Miami Beach evita inundación, publicado en la sección Locales de el Nuevo Herald el 1 de septiembre.
“Tuvimos fuertes lluvias y marea alta, y, con todo, las bombas parecen haber funcionado como se esperaba”, comentó Nannette Rodríguez, vocera de la Ciudad de Miami Beach, citada en el artíc*** de Chardy.
La subida del nivel del mar, causada por el cambio climático, provoca desde hace varios años inundaciones en el distrito de South Beach, especialmente en las avenidas Alton Road y West Avenue. El agua ha llegado en ocasiones incluso al paseo turístico y centro comercial de Lincoln Road.
Para evitar que el agua del mar y la lluvia causen estos estragos, el Departamento de Transporte de la Florida y el municipio de Miami Beach coordinaron la instalación de bombas. Cuando el sistema de drenaje esté completamente instalado, la ciudad contará con 60 bombas para combatir las inundaciones.
Las conclusiones científicas sobre la amenaza de la subida del nivel de los océanos son contundentes, y Miami Beach está en un área vulnerable. En el 2013, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, establecido en 1988 e integrado por cientos de científicos que escriben y revisan estudios voluntariamente, sin recibir ningún pago, emitió un informe en el que se indica que “la tasa de aumento del nivel del mar ha aumentado durante los últimos dos siglos y es probable que el nivel global medio del mar se ha acelerado desde 1900”. Estas conclusiones han dado lugar a un debate entre los que escuchan los avisos de los científicos y los que niegan que la actividad humana tenga algo que ver con el fenómeno, o incluso descartan el cambio climático.
Pero mientras arde el debate, en Miami Beach no se han enzarzado en discusiones bizantinas. Las inundaciones periódicas que sufre la ciudad son una prueba del fenómeno climático y constituyen un llamado a la acción.
El sistema de drenaje de la Playa funcionó ante el azote de los restos de Erika, y debe estar listo para afrontar tormentas futuras. En la atractiva ciudad costera, imán internacional del turismo y la recreación, no están perdiendo el tiempo.