Hubo en Madrid unos conocidos Almacenes, llamados “Saldos Arias” especializados en productos de mediana calidad, a los que acudían siempre que podían las “amas de casa”, pues se compraba barato y eran buen recurso para estirar la economía escasa de gran cantidad de hogares. Pero el infortunio persiguió desde sus inicios a esta empresa familiar que se cebó con ella en la forma de terribles y dramáticos incendios, que acabaron por desvanecer la presencia de esta saga emprendedora y la de sus negocios. Esta es la crónica de dos de los incendios más espectaculares y desafortunados de la historia de Madrid del siglo XX. Es también la historia de “Saldos Arias”.
Incendio en 1964
Así titulaba el diario ABC en su edición del 22 de enero de 1964 la noticia del incendió que acabó con los Almacenes Arias de Madrid : “El incendio de losAlmacenes Arias, en la calle de la Montera y la Plaza del Carmen, es uno de los más grandes que ha habido en Madrid.” Almacenes Arias estaba situado en el número 29 de la calle de la Montera.
Poco después de las tres de la tarde del día 21 se declaraba uno de los incendios de mayores proporciones que se habían dado en la capital en los últimos tiempos. Ardieron las cinco plantas y los dos sótanos del edificio, en un lugar en el que estuvo emplazada la iglesia parroquial de San Luís, incendiada por militantes del Frente Popular en la primavera de 1936.
Después de la llegada de los bomberos las dimensiones del siniestro alcanzaron cotas desproporcionadas, lo que hizo
necesario solicitar nuevas dotaciones que reforzasen el contingente. Llegaron coches de todos los parques de Madrid hasta un número de diez e intervinieron más de setenta bomberos. Entre las dotaciones había numerosos tanques-bomba ya que las bocas de riego a las que en un principio se recurrió no tenían la presión suficiente para alcanzar todas las plantas del edificio, lo que dificultó las labores de extinción. También acudieron varios coches de escaleras de cincuenta metros de longitud, una de las cuales dejó de funcionar correctamente en las maniobras de repliegue.
A las cuatro de la tarde las llamas se habían hecho con todo el inmueble de “Saldos Arias“, como popularmente se conocía a estos almacenes, convirtiéndolo en una
gigantesca antorcha, visible desde buena parte de la ciudad.
En ese momento se procedió al desalojo del colindante número 31 de Montera, en cuya planta baja había unas pañerías que anunciaban ofertas de fin de temporada, pues las llamas apuntaban en aquella dirección. Durante todas las maniobras de extinción, que se prolongaron hasta pasadas las ocho de la tarde, numeroso público se arremolinó por los alrededores del lugar del siniestro para ver de cerca lo sucedido. En la Plaza del Carmen eran miles las personas que contemplaban el trabajo de los bomberos. A eso de las nueve, los trabajos de extinción estaban ya concluidos y las dotaciones de vigilancia de la Policía Armada daban por finalizada su tarea y se retiraban del lugar. Solamente se mantuvo un retén de doce hombres del Servicio de Incendios con dos camiones por si se diera cualquier eventualidad a lo largo de la noche.
Enesta imagen vemos otro momento de los trabajos realizados por los bomberos en la extinción del fuego.
En incendio ocurrió estando el centro comercial cerrado, entre las tres y cinco de la tarde, por lo que había ni clientes ni nunguno de los 275 empleados. La prensa de la época se preguntaba qué hubiera ocurrido de haberse iniciado el incendio en horario comercial y se planteaba la magnitud que podría haber alcanzado el siniestro.
¿Hasta qué punto disponen de salidas de emergencia todos los grandes locales comerciales? -se preguntaban desde el semanario Blanco y Negro– (B y N, Madrid, 25 de Enero de 1964). Este edificio tenía salidas a la calle de la Montera y a la Plaza del Carmen y su evacuación habría de hacerse por medio de las escaleras mecánicas que unían las cuatro plantas y los dos sótanos.
Familia Arias, los seis hermanos Arias Escribano (Luís Miguel, Ángel, Isidro, Alejandro, Esteban y Federico) y en el centro el patriarca Esteban Arias . (FOTO: Diario ABC, 1964)
El cálculo de pérdidas se elevó al menos a cuarenta millones de pesetas, entre género y mobiliario.
El propietario del comercio, Esteban Arias, sensiblemente afectado, pero con una entereza admirable, -según se detallaba en las crónicas- se quejaba al indicar que el edificio de estructura metálica (construido en 1955) y su contenido no se encontraban asegurados por su valor real, y aclaró que la póliza no se había actualizado desde que se subscribiese en el citado año y además el original se había perdido en el incendio, ya que se encontraba en el interior del edificio. A esta pérdida habría que añadir la que se producía durante el periodo que el negocio se mantuviese cerrado. Según el propietario la compañía aseguradora podría abonar por el siniestro unos diez millones de pesetas, cantidad exigua, conocido el valor de lo perdido. Esta información dejaba fuera de toda sospecha la posible intencionalidad del incendio.
Según informaba el semanario Blanco y Negro, Esteban Arias dirigía la cadena de establecimientos Arias, diez en Madrid y otros quince repartidos por otras provincias, junto con sus diez hijos, cuatro hembras y seis varones. El esteblecimiento vendía géneros de punto, zapatos, tejidos, artículos de plástico, etc. Era la primera vez que sucedía un suceso de estas características en una comercio de la cadena familiar.
El edificio, de estructura metálica, se rehizo y se levantaron unos nuevos almacenes. El número 31, medianero al nuevo edificio, también albergaría parte del comercio y almacén de mercadería para repuestos del centro comercial.
Fotos de la Plaza del Carmen. “Cuando los bomberos llegaron al lugar del siniestro, todo el edificio era una inmensa hoguera. Los artículos de “nylon” y plástico facilitaron la rápida propagación del fuego en los locales, afortunadamente vacíos al público. Los curiosos se concentraron por millares. En la foto, aspecto de la Plaza del Carmen durante el incendio, en la que se ve la nutrida concurrencia“. (B y N, 1964)Abajo, imagen del edificio totalmente destruido por las llamas.
Nuevo incendio en 1987
El 4 de septiembre de 1987 se originaba un nuevo incendio en los Almacenes Arias. El fuego, que se inició sobre las siete y media de la tarde, se propagó desde la tercera planta al resto del edificio, alcanzado al anejo número 31 de la calle de la Montera que también formaba parte de los almacenes. Al llegar el fuego a la quinta planta, el género almacenado en su interior hizo que las llamas cobrasen mayor intensidad, lo que produjo que a medianoche parte de la fachada de la Plaza del Carmen se desmoronase. Según informaba la prensa, el infortunio parecía cebarse con la empresa de los Arias. Al incendio de 1964 había que sumar otro sucedido el 11 de marzo de 1981 en unos almacenes en Barcelona , en el que hubo varios fallecidos, y del que se especuló la posiblilidad de que fuese provocado, y por último este que lo asolaba ahora y que terminaría también en tragedia.
En el momento en el que comenzó el fuego, se encontraban en el interior del edificio más de sesenta empleados y quedaban ya pocos clientes. Según los primeros testimonios, el fuego se originó en una caja de ropa, tal vez por alguna colilla que cayera sobre esta o por una lámpara fluorescente que estalló. En cualquier caso, ya desde las primeras investigaciones el origen del incendio constituye -como casi siempre- un asunto de difíciles conclusiones. Dado que el avance del fuego fue en un primer momento bastante lento, hubo tiempo suficiente para el desalojo que se hizo con relativa calma.
El entonces alcalde de Madrid, Juan Barranco, presenció las tareas de extinción del incendio, que parecía estar controlado dos horas después de su comienzo y el cual, en un principio, sólo había causado la intoxicación de ocho bomberos. Sin embargo, nadie presagiaba lo que unas horas después iba a ocurrir.
Poco después de las 02.30 horas de la madrugada del día 5, cuando la situación ya parecía dominada, se abrió un gran boquete en el sótano que hizo que unas vigas del forjado de las primeras plantas cedieran, arrastrando seis de los ocho pisos del edificio, que se desplomaron sobre algunos bomberos que se encontraban controlando que el fuego no se avivase mientras otros revisaban y aseguraban la estructura del inmueble. El siniestro alcanzaba así unos tintes aún más dramáticos. Las horas siguientes consistieron en una ardua tarea de desescombro para buscar supervivientes y lograr recuperar los cuerpos de los fallecidos. En total fueron diez los bomberos que quedaron atrapados bajo los escombros. Ninguno sobrevivió al desastre. Fueron necesarios más de cuatro días para que los trabajos de desescombro permitieran rescatar el último de los cadáveres de los diez bomberos muertos.
Pasado el tiempo las investigaciones, que se centraron más en averiguar las causas del hundimiento del edificio que las del origen del fuego, apuntaron a una mala realización de la estructura metálica del edificio, construido en 1965.
Sin embargo, el juez que investigaba el caso hubo de contemplar la posible intencionalidad del incendio debido a que varios testigos, entre ellos bomberos, dijeron ver tres diferentes focos de origen del incendio. Además, la existencia de un video grabado por un aficionado parecía confirmar la tesis de los tres puntos diferentes -en el mismo nivel- como origen del fuego. Al respecto la familia Arias se lamentaba de la “fatalidad que perseguía a su familia y se cebaba con su carrera empr...“. La empresa, según declaró una empleada, atravesaba momentos difíciles, lo que la habíaobligado a hacer una reestructuración de plantilla. Uno de los titulares del negocio, en nombre de la empresa manifestaría “lo ridíc***” de cualquier sospecha que apuntase a la propiedad en relación a la posible intencionalidad del incendio. (ABC, 8/9/87)
El sumario judicial relativo al incendio continuaba abierto en 1990, fecha en la que el juez encargado del caso tenía que decidir el archivo de la causa, como así se produjo, después de que los familiares de las víctimas retirasen los cargos contra los hermanos Arias y el Ayuntamiento, por posible imprudencia temeraria. El solar que ocupaban los almacenes, en la calle de la Montera, se negoció por la propiedad y fue adquirido por la empresa británica Virgin para montar una “megastore” de discos que, finalmente no se llevaría a cabo. En la actualidad el espacio de los antiguos Almacenes Arias lo ocupa una multisala de cines.
Fuente: https://urbancidades.wordpress.com/2010/02/09/saldos-arias-un-extra...