- Los sobrevivientes llegaron preocupados por sus compañeros ausentes, pero saben que no lograron escapar del buque Faro de Hércules.
Daniela Muñoz S.
dmunoz@laprensaaustral.cl
Un temporal de viento y lluvia, grandes olas y una mala maniobra del capitán del barco Faro de Hércules, Alberto Barrera Recabarren, se habrían conjugado para desencadenar la tragedia que mantiene a cuatro tripulantes desaparecidos en altamar. El jueves a las 19,30 horas el pesquero de la empresa Pesca Chile naufragó en las cercanías de la isla Madre de Dios, a unos 440 kilómetros al noroeste de Punta Arenas.
Los trabajadores debieron saltar del barco y utilizar las balsas de emergencia para salvar sus vidas. Pero sólo 38 de los 42 tripulantes lograron salir del Faro de Hércules, quedando cuatro de ellos atrapados en la sala de máquinas.
Los 38 sobrevivientes del naufragio del pesquero llegaron anoche divididos en dos grupos. A las 20,30 horas arribaron en el patrullero de la Armada Cabrales los primeros 24 rescatados. Y los otros 14 lo hicieron pasada la medianoche. En el muelle Arturo Prat eran esperados por algunos familiares, quienes emocionados recibieron a sus seres queridos.
Mientras el barco que los trajo de regreso a tierra atracaba al muelle los 24 sobrevivientes miraban emocionados a quienes los esperaban. Muchos de ellos no tenían a sus familiares en el puerto, porque son de otras ciudades del país.
Desde allí fueron trasladados hasta la clínica de la Mutual de Seguridad, donde recibieron atención médica y psicológica. Allí, los sobrevivientes pudieron reencontrarse con sus familiares, y en el caso de quienes provienen de otros lugares del país llamarlos por teléfono.
Según relataron varios de los marineros rescatados y algunos familiares, la mayoría coincide en que el accidente se produjo debido a que ingresó agua al barco producto de una mala maniobra del piloto.
Ninguno de los tripulantes que sabían lo que realmente sucedió quiso hacer declaraciones. Prefirieron relatar lo ocurrido sin revelar su identidad, señalando que el barco estaba en buenas condiciones, pero que una decisión errada generó el accidente.
Incluso contaron que hubo otro barco, también de la empresa Pesca Chile, al que también entró agua. “Fue en el Saint Pierre, pero ellos con las maniobras adecuadas pudieron superar la emergencia y llegaron el viernes en la noche a Punta Arenas”, comentaban.
“Estamos preocupados
por nuestros compañeros”
Pese a todo lo que vivieron en el mar, los sobrevivientes se mantienen afectados principalmente por lo ocurrido con los cuatros tripulantes que permanecen desaparecidos.
Rubén Vásquez (32), segundo oficial de la nave, dijo que todos están felices por haber salido con vida del accidente, “pero estamos tristes por nuestros compañeros porque no se sabe nada de ellos, esperamos que ojala estén vivos”.
Emocionado y evidenciando el trauma que significó el accidente Vásquez relató parte de lo ocurrido. “Lo que vivimos no se lo doy a nadie porque fue bien fuerte, el haber saltado del barco a la balsa, estar más de 12 horas a la deriva y con mal tiempo”, señaló.
Sobre los motivos del accidente dijo que se produjo “por el mal tiempo y por la mayor escora del barco, que es cuando se va hacia un lado”. Según dijo las condiciones climáticas “no eran 100 por ciento malas, por lo que no se buscó puerto porque podíamos mantenernos y capear el temporal en la zona de pesca”.
Otro de los tripulantes rescatados fue Robert Flores (27), quien es oriundo de Puerto Montt y se desempeñaba en el barco en las labores propias de la pesca. “Estuvimos 14 horas en la balsa y ahora sólo espero irme en cuanto tenga mis documentos”, contó Flores.
Quince horas en una balsa
Carlos Paneras (25) vive en Talcahuano y contó que pudo hablar con su madre y el resto de su familia. “Estuvimos casi 15 horas en la balsa, estábamos los veinticuatro juntos esperando hasta que escuchamos que un helicóptero nos había encontrado”. Al llegar a Punta Arenas, el joven se encontró con su tío Manuel Zúñiga quien también trabaja embarcado y el lunes zarpa con rumbo a la Antártica. El no sólo esperaba a su sobrino. También a su primo, Patricio Jiménez, quien permanece desaparecido.
Mientras esperaban el alta médica para ser trasladados a sus casas y a hostales, en el caso de los tripulantes que no son de la región, los rescatados salían a los jardínes de la Mutual de Seguridad a fumar y conversar sobre lo ocurrido. Ellos saben que hay muy pocas posibilidades de que sus compañeros perdidos estén con vida. “Los cuatro quedaron atrapados en la sala de máquinas”, decían con tristeza.
Entre los familiares estaba Mario Barriga, quien el viernes en la mañana acudió a la Gobernación Marítima a buscar información acerca de su hijo del mismo nombre. Ayer se reencontraron, con la alegría de estar a salvo, pero con el dolor de haber perdido a su amigo Eduardo Andrade. “Mi hijo Mario está muy triste porque su amigo ‘el Oso’ quedó en el barco”, relató Barriga.
Estaba durmiendo
Según narró su hijo estaba durmiendo cuando le avisaron que había una emergencia. “El quiso ir a la sala de máquinas para salvar a su amigo, pero los compañeros se lo impidieron porque el barco se estaba hundiendo”, relató Barriga.
Aunque la Armada informó que las labores de rebusca continuarán hoy, existen bajas probabilidades de dar con los desaparecidos. “Vamos a seguir trabajando hasta que agotemos todas las posibilidades”, dijo el comandante Luis Miranda, gobernador marítimo de Punta Arenas.
Miranda indicó que se había enviado un grupo de salvataje especializado a la zona del accidente para que pudieran abrir el casco y ver la posibilidad de encontrar a los cuatro tripulantes que permanecen desaparecidos. Sin embargo existe la esperanza que hayan logrado ponerse los trajes de inmersión y que se encuentren flotando o hayan llegado a la orilla de alguna de las islas que hay en el sector del naufragio.
Fuente: http://www.laprensaaustral.cl/lpa/noticia.asp?id=40466
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