Las 22 víctimas del vuelo 5428 de Sol eran personas. Con historias, con proyectos, con planes. Personas que se subieron a un avión simplemente para viajar y que por un infortunio –mal tiempo, error humano, desperfecto técnico, el tiempo dirá- nunca llegaron a destino. En cambio, se convirtieron en protagonistas de uno de los accidentes aéreos más importantes de los últimos años.
Pero esos 22 que hasta ayer eran personas y hoy pasarán a la historia como víctimas, son recordados en cada relato, cada testimonio, cada palabra que los familiares, en medio del dolor, atinan a compartir.
“Yo me enteré cerca de las 12 pero a las 8 de la mañana mi marido me confirmó por teléfono que estaba el nombre de mi hermana entre los muertos”, relató entre lágrimas, Analía Fontán, hermana de Jesica, azafata del vuelo 5248. “Mi mamá quiere el cuerpo de su bebé y yo también”, reclamó la mujer.
Quizás una de las historias más conmovedoras sea la de Carina y su hijito de 10 meses, Santiago. "Estamos destrozados. Ella no iba a volar, pero se venía en avión porque Benja estaba con broncoespasmos”, dijo a TN.com.ar Viviana, tía de Carina. Su marido, Daniel Slopper, se enteró cerca de las 4 de la mañana que su mujer no iría a volver nunca más.
Para la familia del piloto, tal vez sea un paliativo pensar que murió haciendo lo que más amaba. “Quiso ser piloto toda su vida y buscó las mil y una formas de lograr eso”, contó Víctor, el hermano de Juan Raffo, capitán del vuelo 5428. El hombre de 45 años era cordobés, papá de 4 hijos y tenía una larga trayectoria en la aeronáutica. “Su vida pasaba por volar”, contó su familia.
Para los Musacchio, la palabra tragedia perdió su significante. Eduardo Musacchio, un reconocido geólogo de Comodoro, es una de las 22 víctimas del vuelo 5428. Pero la desgracia de esta familia no termina ahí: en 2009, Sebastián, el hijo, apareció muerto en las ruinas arqueológicas de El Shinkal. Los Musacchio habían cobrado notoriedad en Catamarca cuando se descubrió el crimen de su hijo.
Y después están ellos, los que sobrevivieron. Los que la pueden contar. Los que se salvaron, Dios sabe por qué. “No puedo borrar la imagen de quienes viajaron conmigo”, dijo Facundo Rossi, responsable comercial del diario MDZ. Rossi se bajó en Mendoza. Horas más tarde, su vuelo se estrellaría en un campo de Río Negro. Un caso parecido es el de Daniela Piana. Por temas laborales, se bajó en Mendoza. Daniela contó que el vuelo fue normal y que todas las veces que viajó por Sol, nunca tuvo problemas.
Las voces oficiales no se hicieron esperar. Mauricio Macri, jefe de gobierno porteño, dijo: "En nombre del pueblo y el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quiero transmitir nuestro profundo pesar y hacer llegar nuestras más sinceras condolencias a las familias de las víctimas". Horacio Rodríguez Larreta lo acompañó: "Mi apoyo y condolencias a los familiares de las víctimas de la tragedia aérea".
Ricardo Cirielli, secretario general de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), expresó: "Desde el punto de vista técnico, no hay ningún tipo de anormalidad". Enrique Piñeyro, ex piloto y cineasta, también dijo lo suyo: "Sin haber visto la caja negra, sin haber fotografiado el lugar, sin ningún tipo de análisis, si alguien dice que la causa de accidente es tal está mintiendo, lisa y llanamente".
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Fuentes:
http://tn.com.ar/sociedad/00055788/las-voces-despues-de-la-tragedia
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