Los cabos de anclaje, mal llamados líneas de vida por confusión con el mundo de los trabajos en altura, han sido un elemento de utilidad innegable en varias disciplinas de la montaña como barranquismo, espeleología, alpinismo, escalada en hielo o escalada de varios largos pero, sin embargo, todavía causa debates entre practicantes de escalada deportiva por su naturaleza aparentemente prescindible. Normalmente las objeciones a su uso vienen por la posibilidad de sustituir el cabo simple por un ballestrinque con la propia cuerda o por una cinta exprés que una el anclaje y el arnés. En los casos en los que queramos anclarnos con un ballestrinque en la propia cuerda conviene tener una repisa cómoda en la reunión para poder realizarlo cómodamente de pie con las dos manos o tener la destreza para hacer el nudo de modo rápido y con una mano.
El uso de cabos de anclaje es necesaria en reposos si no queremos o podemos usar la misma cuerda o para la progresión por cuerda mediante bloqueadores, mientras estamos realizando maniobras de aseguramiento o preparación al rápel en una reunión y, además, los cabos dobles de anclaje son también imprescindibles en la progresión por pasamanos. En otros usos más técnicos como el de situar el descensor por encima del aparato o nudo autobloqueante, rápel en tándem u otras maniobras de rescate, paso de nudos, tirolinas, rápeles guiados, etc. son también esenciales. Igualmente son de gran ayuda durante la equipación o restauración de anclajes taladrados.
Como usos secundarios, se utilizan también para colgar mochilas o petates pesados en rápeles o para arrastrar estos mismos elementos voluminosos de un modo más sencillo en laminadores durante la progresión en espeleología.
En escalada deportiva, donde la caída forma parte de la progresión hacia elevados grados de dificultad, ciertos sectores puristas o fanáticos del peso consideran el cabo de anclaje como un elemento sustituible o descartable. Si asumimos la caída como algo natural en esta actividad y contando con alguien que nos asegure mientras reposamos, lo cierto es que solo a la hora de montar el descuelgue en reuniones de argollas necesitaremos estar anclados a la reunión. Para este momento, mucha gente opta por utilizar cintas exprés aduciendo que, en caso de apertura accidental, seguimos teniendo la protección de quien nos asegura.
Antes de nada, ¿qué son los cabos de anclaje?
Bajo estricta normativa desde 1993 en actividades industriales y trabajos en altura, no fue hasta el año 2018 cuando se estandarizó la definición de cabo de anclaje para uso deportivo así como los requerimientos que se exigían para pasar las pruebas de la norma UIAA-109 Dynamic Lanyard Standard (estándar para cabos dinámicos).
Atendiendo a la definición de la norma UIAA-109, un cabo de anclaje es un elemento flexible de unión con al menos dos terminaciones, capaz de absorber la energía de una caída de factor 2, usado para conectar el arnés a un punto de aseguramiento. Entre los requerimientos para pasar la norma se exige una resistencia mínima de 15 kN en carga estática y que en la primera caída no transmita más de 10 kN de fuerza de choque.
En el test de carga dinámica con cabos dobles se testea cada cabo por separado y, en el caso de que los cabos sean regulables, se realizará la prueba al 80% de su máxima longitud. Se dejará caer en factor 2 una masa de 80kg y, como hemos dicho, el resultado de la fuerza de choque no puede ser mayor a 10 kN en la primera caída. Si quieres saber más sobre los conceptos de factor de caída y fuerza choque no te pierdas este artíc*** en el que lo explicamos detalladamente.
Posteriormente, en periodos de 5 minutos, se realizará la misma prueba dos veces más. El resultado después de la tercera caída es que el cabo de anclaje tiene que aguantar y sin deslizamiento en caso de cabos regulables.
En la exigencia de absorber energía ya queda claro que solo se admiten cabos dinámicos pero, así mismo y por si quedaran dudas, la definición de la norma posteriormente descarta a anillos de escalada y a los probadores de escalada artificial (las populares daisy chain) como elemento de anclaje a un punto de seguro, algo bastante habitual de ver hasta hace no muchos años en los arneses de cualquiera que se pusiera a escalar. Pero ojo, hay elementos de amarre estéticamente muy parecidos a los cabos de anclaje que quedan fuera de la normativa UIAA-109.
Utilización de posicionadores de artificial (daisy chain) como cabo de anclaje. Error peligroso
Entonces, ¿cómo diferenciar un cabo de anclaje homologado de uno que no lo es?
Existe una gama muy amplia de elementos de amarre que cumplen una normativa específica, pero que no están homologados como cabos de anclaje bajo la norma UIAA-109. Esto se debe a que, además de las variadas disciplinas para las que se utilizan, anteriormente y en ausencia de normativa, los fabricantes utilizaban elementos textiles adaptados a las especificaciones de industria, vías ferratas o de anillos cosidos para escalada, los únicos referentes hasta hace unos años. El uso de cuerdas dinámicas homologadas (EN-892 / UIAA-101) era una característica útil pero no exigida en estas normativas.
Lo mejor para asegurarte de que el cabo de anclaje que estás pensando en adquirir cumple con la normativa actual es revisar las especificaciones de la ficha técnica y buscar la homologación UIAA-109. Te explicamos brevemente las diferentes normativas que puedes encontrar en los diferentes elementos de amarre:
- EN-354 y EN-795: EPI (Equipos de protección individual) contra caídas utilizado en ámbitos de trabajos verticales. Gran exigencia de resistencia estática, que ha de ser al menos de 22 kN, pero ningún requerimiento de absorción de energía.
- UIAA-104 / EN-566: Es la norma de los anillos cosidos de cinta o cordino. Utilizados para montaje de reuniones y para la confección de cintas exprés, en esta normativa también están incluidas las daisy chain (probadores para artificial), las cadenas de bucles textiles utilizadas también como elementos de amarre y las cintas disipadoras por desgarro. Al igual que en las normativas de trabajos verticales, se exige una alta resistencia estática (22 kN) pero no hay requerimiento de absorción de energía. Si te interesa conocer más sobre los anillos cosidos, te recomendamos que eches un vistazo a este artíc*** sobre cordinos, cintas y anillos en el que te lo explicamos todo.
- UIAA-128 / EN-958: Sistemas de absorción de energía para vías ferratas (disipadores). Aunque absorben fuerzas de choque extremandamente altas, su peso y su volumen los hace poco prácticos en escalada y alpinismo. Podría plantearse su uso en algunos pasamanos verticales y oblicuos en barranquismo y espeleología, pero el número de estos es casi anecdótico.
- EN-17109: De aplicación desde 2020, hace referencia a diversos elementos utilizados en recorridos acrobáticos en altura como parques de aventura, tirolinas recreativas y similares.
- UIAA-109: Explicada unos párrafos más arriba. Cabos de anclaje entendidos como tal. Exigencias de resistencia y absorción de energía mínimas necesarias para su uso como elemento de amarre en escalada, alpinismo, barranquismo y espeleología, al igual que estandarización de ciertos aspectos como la forma o la fuerza de deslizamiento en el caso de los cabos regulables. Pueden ser simples o dobles además de regulables o fijos.
Ante la duda, mira la ficha técnica o la declaración de conformidad. Foto Petzl
Los peligros de utilizar cabos de anclaje no homologados
Hemos visto que la existencia de homologación para cabos de anclaje homologados es algo bastante reciente. Hasta hace unos pocos años no existía una norma que regulara las características de seguridad que debían cumplir estos elementos y, por lo tanto, el uso y las especificaciones respondía al criterio del usuario.
Daisy chains, anillos de cinta planta, retales viejos de cuerda, cadenas de cintas express… prácticamente cualquier elemento mínimamente resistente y de la longitud adecuada servía para anclarnos. El hecho es que no han trascendido apenas accidentes por el empleo de estos elementos, normalmente por la redundancia en el aseguramiento con cuerda, pero ahora nos damos cuenta del peligro que se escondía detrás de no usar un cabo de anclaje con las medidas de seguridad oportunas.
En situaciones ideales el cabo de anclaje ha de funcionar como posicionador pero, y aquí está la novedad, sin olvidar su función de anticaídas. Nos permite liberar las manos para realizar maniobras de aseguramiento, montaje y desmontaje de reuniones, fraccionamientos y rápeles, permanecer asegurados mientras progresamos por un pasamanos o en un rápel guiado o también es útil en acciones menos técnicas pero igualmente habituales como hacer una fotografía o repasar la reseña de la vía.
Sin embargo, las situaciones no siempre son ideales y estáticas. A veces resbalamos, perdemos pie o hacemos un movimiento reflejo y violento para detener una caída o evitar una piedra. Tampoco es desdeñable que por error propio o por mala ubicación de la instalación nos situemos por encima de los anclajes, comprometiendo la seguridad al estar en riesgo de caída de factor 1 o superior.
En esas situaciones, nuestro movimiento o, peor aún, nuestra caída ejerce muchísima fuerza sobre el cabo de anclaje que, si no cumple unos mínimos de absorción de energía, puede provocar un daño severo sobre nuestro cuerpo y una solicitación excesiva sobre los anclajes que estamos utilizando.
En casos extremos, utilizando material muy estático y nudos no apropiados, se puede dar la rotura del elemento utilizado como cabo como pasaba con las daisy chain de modo terriblemente sencillo o la salida de un anclaje flotante o precario de su emplazamiento. No pensemos en situaciones muy raras: para partir un anillo de Dyneema de 11 mm. al que le hemos hecho un nudo solo hace falta una caída de factor 1 de una carga de 80 kilos. Por este motivo es esencial que siempre utilicemos un material dinámico, para que la fuerza transmitida por la caída sea absorbida en parte por el cabo de anclaje.
Al igual que sucede con otros elementos de nuestra equipación cuando no son homologados, ten en cuenta que en caso de accidente ninguna aseguradora se hará cargo de la indemnización si no utilizas material adecuado para tal fin. En el caso de los elementos de amarre, ya hemos visto que existen varias normativas adecuadas a cada actividad específica.
Cabos de anclaje de fabricación propia. Todavía muy habituales.
¿Cabo de anclaje regulable o fijo?
La elección de un cabo de anclaje no tiene demasiados pasos. El primero ya hemos visto que es el de asegurarnos de que el cabo de anclaje esté homologado, pero ahora necesitamos saber qué longitud es la adecuada para el uso que le vamos a dar.
Los cabos de anclaje de longitud fija son útiles para maniobras sencillas como la instalación de la cuerda en la maniobra de descuelgue cuando estamos haciendo escalada deportiva. Aunque no sea mucho, el peso y el volumen ocupado por el bloqueador que regula la medida del cabo puede no convencer a amantes del minimalismo, que en ese caso se decantarán por un cabo de anclaje de longitud fija.
Esta longitud nunca podrá ser superior a la medida de nuestra cintura a la mano con el brazo extendido o nos veríamos en un problema en el caso de quedar en suspensión del cabo. Del mismo modo, una medida muy corta puede obligarnos a trabajar en las maniobras en una posición incómoda.
Nuestra recomendación es que, salvo por criterios de peso o precio, siempre optes por un cabo de anclaje regulable. Esto te permitirá adaptar la longitud del cabo a las necesidades del momento, permitiendo una gran versatilidad al poder estar junto a la reunión para realizar las maniobras y cambiar inmediatamente después para alejarte y observar el final del rápel sin dejar el aseguramiento en ningún momento, por poner solo uno de los múltiples ejemplos que existen.
Dual Canyon Guide. Cabo doble regulable en longitud.
¿Para qué situaciones necesitaré un cabo doble de anclaje?
El cabo doble de anclaje es un elemento muy común en barranquismo y espeleología. La necesidad de dirigir algunos rápeles a recepciones seguras o alejar la cuerda de roces con aristas cortantes, lleva a la necesidad de montar pasamanos. En numerosas ocasiones, la longitud del pasamanos exige que se realice con puntos intermedios, lo que obliga a pasar esos puntos mediante el anclado y desanclado del cabo de anclaje. Por obligada redundancia de seguridad, en todo momento hay que estar con al menos un punto de anclaje, de modo que a la hora de pasar los puntos intermedios del pasamanos no se suelta el segundo cabo hasta que no estamos anclados de nuevo a otro segmento con el primer cabo.
A la hora de montar un rápel, un cabo doble es también muy útil cuando vamos a utilizar un aparato o nudo autobloqueante (tipo machard o prusik). Mientras preparamos la maniobra, el cabo largo nos sirve de anclaje a la reunión hasta el último momento, mientras que el cabo corto sirve para unir el descensor al arnés, dejando el anillo ventral libre para el autobloqueante.
Cabo doble de anclaje. Muy útil en el caso de rápel con nudo autobloqueante. Foto Edelrid
¿Y si me fabrico yo el cabo de anclaje?
Hasta la aparición de los cabos de anclaje de fabricación industrial, la opción más válida era la de realizar un cabo de anclaje artesanal con un trozo de cuerda dinámica atado al arnés y una placa ajustable tipo Slyde de Kong o un pequeño bloqueador con mosquetón para la conexión con el anclaje. De este modo teníamos un cabo de anclaje dinámico y regulable.
Obviamente más económicos que los homologados (las pruebas técnicas y las normativas también se pagan por parte de los fabricantes y no son nada baratas), los cabos de anclaje caseros tienen también lo que mucha gente ve como una ventaja, siendo esta la de poder cambiar la cuerda de un modo frecuente y atarlo mediante un nudo, opción favorita de mucha gente, en comparación con el maillón o la presilla de alondra que obliga la nueva normativa.
A pesar de ello, tras la publicación de la normativa y la existencia de cabos que han pasado una exigente prueba de resistencia y absorción de energía, consideramos que no vale la pena arriesgar la seguridad con soluciones caseras pero si no obstante decides hacerlo, vigila bien que la cuerda esté homologada bajo normativa UIAA-101 / EN-892, que cumple con los requisitos de resistencia estática y absorción de fuerza de choque para que no sufras daños en caso de caída sobre el cabo. Te volvemos a recordar que, ahora que existe normativa, en caso de accidente la aseguradora no cubrirá las lesiones producidas por utilizar elementos no homologados y, en este caso, cualquier solución casera va a incumplir los nuevos estándares.
Placa Slyde de Kong. Una de las opciones para hacer un cabo casero regulable.
¿Dónde lo coloco en mi arnés?
Existen dos opciones: si hablamos de arneses de escalada por un lado, podemos pasarlo por los dos aros de encordamiento, al igual que hacemos cuando nos atamos la cuerda cuando vamos a escalar y, por otro lado, unirlo directamente al anillo de aseguramiento.
Sobre el papel, ambas opciones son válidas e igualmente seguras, pero la recomendación de muchos fabricantes es la de unir el cabo al anillo ventral ya que ayuda a mantener una buena geometría del arnés sin afectar la comodidad, además de no quitar espacio para el encordado. Pasar el cabo de anclaje por los dos puntos de encordamiento acerca innecesariamente las dos partes del arnés, reduciendo la movilidad del escalador.
Sin embargo, pasándolo por los dos puntos de encordamiento la resistencia de la presilla de alondra suele ser mayor al resultar una curva más abierta y casi todos los arneses suelen venir con unos altos refuerzos a al fricción en estas zonas de encordamiento, lo que significa una mayor durabilidad teórica del arnés.
En barrancos o espeleología no hay duda, ya que habitualmente los arneses para estas actividades solo tienen un punto de encordaje, aunque ciertos modelos ya vienen con barra metálica para la conexión del arnés con el cabo de anclaje.
Colocación del cabo en el arnés. Gráfico Petzl
¿Qué mosquetón utilizo?
Dado que los cabos de anclaje tienen al menos dos terminaciones, hay que diferenciar entre el extremo que va unido al arnés y el extremo que sirve para anclarse a la roca. En el caso de que el cabo no pueda unirse mediante presilla de alondra, deberá unirse con un mosquetón tipo T (direccional) o tipo Q (maillón). Te dejamos el enlace a los diferentes tipos de mosquetones por si no te aclaras demasiado con estos conceptos técnicos.
Pocos cabos de anclaje vienen con el maillón o el mosquetón incorporado, así que lo más recomendable es un mosquetón de seguro de tamaño pequeño. Los de tipo B (básico) con forma de D son los que mejor se adaptan a chapar todo tipo de anclajes, pero es indispensable que los podamos bloquear de algún modo para garantizarnos que siempre trabajen sobre el eje mayor. Para lograr el posicionamiento óptimo se suelen utilizar pequeñas piezas de elastómero como el Tanga de Petzl o el Pinch de Beal; en caso de que no los podamos bloquear, tendremos que utilizar un mosquetón tipo T.
Posicionador Pinch de Beal. Evita el volteo involuntario del mosquetón
Connect Adjust de Petzl. El Tanga en el mosquetón evita el desplazamiento del bloqueador. Foto Petzl
Si además tiene el seguro integrado de un modo poco voluminoso es perfecto para chapar también anclajes sin argolla como chapas o clavos donde a veces estará compartiendo espacio con otro mosquetón o cinta exprés. Un ejemplo de estos seguros integrados en el gatillo es el mosquetón Pure Slider de Edelrid, mosquetón de seguro automático con mínimo volumen, aunque en la gama de mosquetones de seguro de Barrabes puedes encontrar un buen montón de modelos que se adapten a tus gustos y necesidades.
Hasta aquí este breve resumen de las novedades en normativa sobre cabos de anclaje. Esperamos que te haya resultado interesante.
FUENTE: https://www.barrabes.com/blog/consejos/2-11471/cabos-anclaje-utiliz...
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