Un gran espíritu del siglo XIX como lo fue Walt Whitman escribió estas líneas en su obra "Canto a mi mismo". Creo que tiene mucho que ver con lo que hacemos y comparto parte de ese canto con mis queridos hermanos.
También dijo: "Y el Destino no se narra... se canta...Escuchad."
1.-
ME CELEBRO y me canto a mi mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también...
40.-
SOL, arrogante y fanfarrón...yo no necesito de tu
fuego...acaba ya de girar.
Sólo iluminas superficies;
yo ilumino superficies y profundidades.
...
Hombres y mujeres,
quisiera decir cuánto os amo, pero no puedo;
quisiera decir lo que se esconde en mí
y lo que hay en vosotros, pero no puedo;
quisiera mostraros mi angustia
y el pulso de mi corazón en el día y en la noche.
Mirad, yo no doy conferencias
ni pequeñas limosnas.
Cuando doy, me doy entero yo mismo.
...
Quien me llama?...Alguien agoniza.
Voy, corro, llego...
levanto el picaporte, abro la puerta...entro,
tiro hacia los pies las ropas de la cama
y les digo al médico y al cura:¡Fuera de aqui!
Cojo entre mis manos al moribundo
y lo levanto con mi voluntad irresistible.
Aqui esta mi cuello, no desesperes.
Por Dios te juro que no morirás;
cuélgate de mí,
cuelga todo tu cuerpo de mí.
Yo te infundo mi aliento terrible,
yo te sostengo
y te saco a flote como a un náufrago,
no te ahogarás.
Toda esta habitación la lleno yo de una fuerza poderosa,
de un ejército invencible,
de elementos que me aman,
de genios destructores de sepulcros...
¡Duerme!
Ellos y yo
te velaremos hasta el alba.
La enfermedad y el miedo no osarán poner un dedo
sobre ti.
Te he abrazado y te he hecho mío...
Cuando mañana despiertes, verás que todo cuanto
he dicho es verdad.
41.-
PORQUE yo soy el que ayuda al enfermo que gime
desplomado en el lecho,
y el que a los hombres fuertes y sanos les trae más
fuerza y más salud.
...
Los bomberos manejando las mangas y trepando por
las escalas de cuerda enganchadas en el balcón o
en el tejado, no valen menos que los dioses de las
guerras antiguas.
(Oigo tronar sus voces entre el fracaso y el derrumbe,
veo sus brazos musculosos pasar milagrosamente so-
bre las vigas encendidas
y surgir invulnerables sus cabezas por la lengua roja
de las llamas.)
WALT WHITMAN
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