Oviedo, noviembre de 2007
Pedro Arcos González, Rafael Castro Delgado
Unidad de Investigación en Emergencia y Desastres (UIED)
Departamento de Medicina. Universidad de Oviedo
Aunque en España el fenómeno terrorista no es un problema nuevo, a nivel global el terrorismo está teniendo un interés y un impacto crecientes. No es extraño pues, que tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, el actual ex Primer Ministro Británico Tony Blair recordara la fragilidad de nuestras fronteras para hacer frente a los nuevos desafíos mundiales, entre ellos el fenómeno terrorista1. Al igual que ocurre con otros problemas, el terrorismo es en la actualidad un fenómeno de naturaleza global. En realidad, el cambio global que ha venido produciéndose en las actividades humanas, desde el marco limitado de una nación hacia el amplio contexto mundial, no sólo ha afectado a sectores como la economía, el comercio, la ciencia, el medioambiente, la delincuencia y el terrorismo, sino que también ha modificado la naturaleza de los desafíos a los que la salud pública internacional tendrá que hacer frente a nivel global en las próximas décadas.
Ya en 1997, un informe del Instituto de Medicina de los Estados Unidos de América señalaba que la distinción entre los problemas de salud domésticos e internacionales ha perdido su utilidad y es, a menudo, confusa ya que cada vez estamos más cerca unos de otros. Y esto es así porque ahora es evidente que una de las grandes revoluciones del pasado siglo XX ha sido, en palabras del historiador Eric Hobsbawm, el fenómeno de la aniquilación virtual del tiempo y la distancia. En este sentido, el terrorismo constituye hoy un excelente ejemplo de uno de estos nuevos desafíos que el fenómeno de la globalización está planteando a los sistemas de salud.
El terrorismo es actualmente un problema de distribución global y de interés creciente para la salud pública internacional. Sólo durante el año 2006 se produjeron en el mundo 14.338 ataques terroristas en los que resultaron afectadas 74.543 personas, de las que 20.498 fallecieron como consecuencia de las lesiones sufridas4. El 45% de todos esos ataques ocurrieron en Irak donde, además, se produce el 65% de todas las muertes por terrorismo en el mundo. El número de incidentes terroristas en ese país prácticamente se ha multiplicado por dos en el último año (de 3.468 en 2005 a 6.630 en 2006). De manera similar, los incidentes terroristas han aumentado un 50% en Afganistán en el último año (de 491 en 2005 a 749 en 2006). La mayoría de los ataques terroristas en el mundo siguen produciéndose en el Medio Oriente y en el Sur de Asia, aunque el total de incidentes en el sur de Asia se ha reducido un 10%.
En el resto del mundo el número de ataques terroristas está disminuyendo y se limita prácticamente a zonas de Colombia y la región de los Andes. Europa y Eurasia experimentaron reducciones del 15% en el número de ataques y, por el momento, no se han vuelto a producir grandes atentados como los de Madrid en 2004 o Londres en 2005.
El terrorismo como fenómeno ha sido definido de maneras muy diversas, aunque para nuestro propósito podríamos considerarlo como la utilización sistemática de la violencia, amenaza de violencia o terror, contra individuos, grupos o gobiernos para conseguir un objetivo político. El terrorismo ha sido utilizado históricamente por organizaciones políticas, tanto de derecha como de izquierda, por grupos nacionalistas o étnicos, por revolucionarios y también por los ejércitos, las policías y los propios gobiernos de los Estados. El terrorismo intenta producir unos efectos psicológicos que vayan más allá de las víctimas inmediatas e intimiden a una población más amplia como puede ser un grupo étnico o religioso, un partido político o un gobierno, o incluso una población completa. A menudo se utiliza para establecer un poder donde no existe o consolidarlo donde es escaso. Aunque muchos países diferencian el terrorismo de la guerra, especialmente de la guerra declarada formalmente por una nación, existen pocas diferencias entre el terrorismo y la guerra dirigida en gran medida contra una población civil.
El término terrorismo se aplica generalmente a los enemigos u oponentes, o aquellos con los que no se está de acuerdo o se preferiría ignorar. Por tanto, la denominación de terrorismo depende también del punto de vista de quien utiliza esa palabra e implica un juicio moral. En las guerras civiles, revoluciones u otros conflictos, los considerados terroristas por una de las partes son, a menudo, vistos como luchadores por la libertad por la otra parte. En estas situaciones, grupos que han tenido relativamente poco poder en relación a los grupos dominantes, a menudo han usado tácticas terroristas porque creían que esa era la única arma efectiva contra una fuerza superior. Por tanto aunque el término es ambiguo generalmente incorpora elementos de violencia, fuerza, temor y un carácter político.
El fenómeno terrorista es muy antiguo. Hay evidencia de su utilización en la antigua Grecia (Jenofonte 430-349 AC) y también en Roma por parte de los emperadores Tiberio (14-37 DC) y Calígula (37-41 DC). Históricamente se ha usado también en España por parte de la Inquisición española, en la Francia de Robespierre durante el período revolucionario de 1793-1794, en los Estados Unidos de América tras la Guerra Civil de 1861-1865 por parte del Ku Klux Klan y en el este de Europa y Rusia entre 1865 y 1905 por parte de los grupos anarquistas.
Durante el pasado siglo XX, el terrorismo ha sido utilizado por parte de regímenes como el de Hitler en Alemania y el de Stalin en la Unión Soviética, por grupos independentistas (conflictos de Irlanda con el Reino Unido, de Argelia con Francia, Vietnam con Francia y Estados Unidos), grupos de intranacionales (Palestina e Israel), grupos religiosos (católicos y protestantes en Irlanda del Norte) y diferentes grupos revolucionarios frente a gobiernos establecidos (Malaysia, Indonesia, Filipinas, Irán, Nicaragua, El Salvador, Argentina).
Grupos terroristas más recientes han sido la Banda Baader-Meinhof en Alemania occidental, el Ejército Rojo Japonés, las Brigadas Rojas en Italia, el FALN de Puerto Rico, Al-Fatah y otras organizaciones palestinas, el grupo Sendero Luminoso de Perú, Acción Directa en Francia o ETA en España. Más recientemente el punto de interés ha estado en los grupos relacionados con organizaciones de islamistas radicales.
Independientemente de su origen y naturaleza, el terrorismo representa un fenómeno con un impacto muy importante sobre la salud física, mental y social de las poblaciones afectadas, especialmente cuando se trata de zonas que lo sufren de una manera crónica, como ocurre actualmente en Irak, Afganistán o los territorios palestinos ocupados. Por ello, existe un interés creciente por parte de los sistemas de salud en cuanto a la mejora de sus capacidades de prevención y respuesta frente a este fenómeno.
En el contexto de este trabajo nos interesa especialmente el hecho de que en el 95% de los atentados terroristas ocurridos en el mundo en los últimos veinte años se ha utilizado como mecanismo de daño la explosión de una bomba. Es por ello que el interés básico de este texto se centra en las lesiones producidas por la explosión de bombas que prodrucen múltiples víctimas y que su propósito responde a un intento de mejorar la capacidad de organización y respuesta de los servicios de salud en los casos de atentado terrorista con bomba.
El texto abarca diferentes aspectos relacionados con el terrorismo como son sus múltiples efectos sobre la salud pública y los sistemas sanitarios revisando la epidemiología de los ataques terroristas con bomba en sus vertientes de vigilancia epidemiológica, mortalidad y morbilidad. Se incluyen, asimismo, aspectos clínicos como son la fisiopatología y los factores agravantes de las lesiones producidas en este tipo de atentados, su abordaje clínico prehospitalario y hospitalario, sus efectos sobre la salud mental.
Se ha dedicado un espacio a la gestión de la atención de salud en este tipo de episodios junto con las controversias existentes respecto a la organización de la asistencia sanitaria y los aspectos sin resolver de la misma, así como a su relación con el funcionamiento de los hospitales. Finalmente, se revisan los aspectos legales, policiales y de protección civil, así como los aspectos forenses.
El libro recoge las experiencias de los diferentes profesionales que han intervenido en la gestión y la asistencia sanitaria al atentado terrorista del 11 de marzo de 2004 en Madrid. No podía ser de otra forma pues ese atentado puso a prueba todo nuestro modelo de respuesta ante emergencias y, por su magnitud y trascendencia, ha marcado un antes y un después en la vida social y política española.
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