GUÍA OPERATIVA EQUIPOS DE DETECCIÓN, IDENTIFICACIÓN Y MONITORIZACIÓN DIM
2019 - MADRID
El planeamiento y realización de un reconocimiento NRBQ, Detección, identificación y señalización, es una de las partes fundamentales para el éxito de la intervención. Un buen planeamiento nos permitirá actuar de una forma más segura sin necesidad de improvisaciones, y la realización de un reconocimiento exhaustivo nos permitirá establecer un perímetro de seguridad que evite daños mayores y que se vean afectadas más personas. Dentro de las funciones del reconocimiento podemos encontrarnos con infinidad de misiones diferentes. Algunas de las misiones que podemos encontrarnos pueden ser: localización de contaminación, vigilancia de zonas contaminadas, marcaje o señalización, toma de muestras, identificación de productos, control de concentración o intensidad de contaminantes.
Por tanto, para poder cumplir con los objetivos expuestos debemos conocer conceptos como la detección, identificación, señalización y monitorización, así como los aparatos que nos permiten realizar estas tareas. Del mismo modo, será de vital importancia conocer cuál debe ser la protección individual que debemos ponernos para poder intervenir en el incidente, así como las medidas urgentes a tomar para proteger a la población.
Ante un incidente, toda la información que se consiga será fundamental para el reconocimiento, incluso mientras el equipo se desplaza a la zona se debe ir recaudando la máxima información posible de la situación. Si por ejemplo es en una industria química, saber con qué tipo de productos se trabaja o almacenan allí, sus fichas de seguridad, cantidades y tipos de depósitos, planos de edificios, hidrantes. Toda información será bien recibida. Igual de importante es tener un buen informe meteorológico, ya que es imprescindible saber cuál es la dirección del viento, saber si hay posibilidades de lluvia, porcentaje de humedad del ambiente, etc., pues muchos productos reaccionan o tienen un comportamiento peculiar con el agua.
Hoy en día existen infinidad de productos químicos, agentes biológicos o fuentes radiactivas, cada uno con sus peculiaridades o peligros (tóxicos, inflamables, corrosivos….) . Sería imposible memorizar todos estos productos, por lo que el disponer de sus fichas de seguridad nos facilita la toma de decisiones a la hora de la elección del EPI o a adoptar medidas de seguridad a la hora del reconocimiento.
Si no dispusiésemos de la ficha de seguridad del producto o desconociésemos el producto al que nos enfrentamos, siempre prima la seguridad del interviniente, iniciando el reconocimiento con la máxima protección. Una vez se empezase a recabar esta información se podría ir bajando el nivel de protección en la medida de lo posible.
Una de las opciones para poder obtener información en un incidente es la detección e identificación. Para ello, debemos disponer de personal cualificado y equipado con aparatos de medición, que puedan realizar estas tareas de obtención de información. Las mediciones deben ser interpretadas posteriormente, para poder tomar decisiones y medidas correctoras y de protección. Por tanto, no es sólo una tarea de medición, sino de estudio posterior para poder sacar el máximo partido a estos datos. Los equipos de detección son muy diversos y su complejidad de uso muy variable. Existen aparatos muy simples y fáciles de usar, que proporcionan datos muy valiosos en una intervención, ya que nos avisan de la presencia de algún agente contaminante y nos permite realizar una zonificación inicial, fundamental para la buena gestión de la emergencia. Los detectores los clasificamos en dos grandes grupos:
▪ Detectores Puntuales.
▪ Detectores a Distancia o Stand Off.
En los detectores puntuales la muestra, en forma de gas o aerosol (en forma líquida o sólida con ayuda de accesorios), se introduce en el detector para comprobar, en un punto, la presencia o no de agentes químicos. Dentro de esta categoría podemos además diferenciar dos grandes grupos:
▪ Detectores puntuales o de punto: utilizados de manera discontinua para comprobar la presencia de contaminación en distintos puntos y/o zonas, y que se utilizan en muchos casos para buscar la presencia de agentes químicos (puntos calientes).
▪ Detectores puntuales continuos o remotos, que operan de manera remota vía cable o vía radio, y que son utilizados en sistemas de control o de vigilancia perimetral como sistemas de alerta temprana.
Los detectores a distancia emplean técnicas que permiten detectar la presencia de agentes químicos a grandes distancias de donde ellos están situados, no en su entorno más próximo, a fin de obtener una alerta todavía más temprana que la proporcionada por los detectores remotos.
Los detectores standoff pueden ser pasivos o activos, y el principio físico de detección se basa principalmente en las propiedades espectrales de los agentes químicos en la región infrarroja del espectro. Los detectores pasivos graban el espectro infrarrojo emitido o absorbido por los agentes químicos diferenciable a causa del gradiente térmico que existe entre la nube de agente químico y el fondo atmosférico. Sin embargo, los detectores activos analizan las propiedades atmosféricas mediante el impacto en la atmósfera de un láser remoto como fuente de excitación.
Algunos de los detectores infrarrojos pasivos que se encuentran hoy en día disponibles comercialmente permiten el reconocimiento y vigilancia de nubes químicas a una distancia de hasta 5 kilómetros. En nuevos desarrollos se están incorporando sensores infrarrojos con resolución multiespectral e hiperespectral con aplicación en respuesta ante situaciones de emergencias.
Con los detectores podemos realizar, por tanto, reconocimientos no sólo encaminados a la localización de contaminación, sino que también para la verificación de zonas limpias, control de la contaminación en terreno, material y personal.
Dependiendo del trabajo encomendado podemos encontrarnos diferentes tipos de reconocimientos tipo: reconocimiento de itinerario, reconocimiento de zona/área, reconocimiento de punto y toma de muestras.
▪ Reconocimiento de itinerario: Es un recorrido preestablecido del cual se hace un estudio minucioso sobre la contaminación o no de éste. La premisa que habría que tener es si al encontrar la contaminación se debe buscar un itinerario alternativo o si se va a proceder a atravesarlo para saber los niveles de concentración (por si fuese factible su utilización como vía sucia, por ejemplo).
▪ Reconocimiento de zona/área: Dependerá de la extensión para que se determine si es zona (amplia) o área (pequeña). Es un espacio definido del cual se necesita obtener información de dicho terreno.
▪ Reconocimiento de punto: Es el reconocimiento de un punto determinado. En dicho reconocimiento también se reconocerán los accesos a éste. Los edificios y pequeñas instalaciones se realizaran como reconocimiento de punto.
▪ Toma de muestras: Es un caso particular del reconocimiento NBQ en el que se recoge un material para su análisis in situ o para su envío al laboratorio de referencia. Mediante la toma de muestras se puede confirmar e identificar los agentes químicos. Se proporciona información de los productos detectados que facilita la elección de niveles de protección, así como las acciones a seguir para la resolución de la emergencia. También es una información para los servicios sanitarios para el empleo de los tratamientos adecuados.
Dependiendo de las distancias a reconocer, los reconocimientos pueden efectuarse en vehíc*** si se dispone del equipo adecuado. En los reconocimientos, aparte de recabar la información necesaria, se realiza la señalización o marcaje de la contaminación y, una vez finalizado el reconocimiento, si el equipo se ha contaminado, tendrán que pasar por la estación de descontaminación.
La ejecución de los reconocimientos normalmente deberá abarcar las siguientes fases:
▪ Preparación del equipo de Reconocimiento: Se llevarán a cabo entre otras las siguientes acciones: Comprobación y preparación de los equipos de protección individual, equipos de detección, marcaje y señalización, comprobación de las transmisiones, así como la explicación de las tareas a desarrollar a los componentes del equipo.
▪ Reconocimiento.
Estos trabajos de reconocimiento pueden ser de búsqueda, detección, identificación seguimiento de contaminación, trabajos de mapeado de contaminación y toma de muestras ambientales.
Independientemente del tipo de incidente, siempre que sea posible, se utilizarán medios a distancia para los reconocimientos, véase robot, drones, etc., que nos permitirán reconocer el terreno, incluso monitorizarlo sin exponer al personal.
▪ Marcaje, delimitación y señalización si procede.
El marcaje se define como la acción, inmediatamente posterior a una detección positiva, de situar una señal que permita percibir el peligro.
La delimitación se define como el esfuerzo dirigido a obtener información detallada sobre la extensión de una zona contaminada.
La señalización se define como la acción de marcaje que se realiza en toda la extensión de la contaminación, una vez que ha sido delimitada, para evitar que personal no alertado se adentre en la contaminación.
La zonificación, y separación de las zonas de intervención en un incidente, se han de realizar siempre que sea posible con medios físicos ya que aportan muchas ventajas para el éxito de la intervención (nos marca los límites que requieren un nivel de protección, ayudan a establecer el despliegue de los intervinientes en función de la labor que van a realizar, nos ayuda a colocar la estación de descontaminación…). De esta forma podemos utilizar los siguientes elementos para zonificar:
▪ Medios humanos. Bomberos, Policía, protección civil...
▪ Medios materiales. Cintas de balizar, piquetas, señales, etc.
▪ Descontaminación del equipo de Reconocimiento.
Siempre que realicemos un reconocimiento NRBQ, el personal y equipos que se utilicen de verán pasar por la estación de descontaminación. En la entrada de ésta se realizará un control de la contaminación con los detectores pertinentes y, según el resultado, se procederá a la descontaminación. Esta fase es muy importante pues evitará la transferencia de contaminación a zonas limpias y el problema quedará confinado en la zona caliente.
Con los datos obtenidos en la detección podemos realizar la zonificación del área de intervención, dividiéndola de la siguiente manera:
▪ Zona caliente.
Se define como el área inmediata a la zona del incidente (y su posterior dispersión en la dirección del viento), que se extiende en la distancia suficiente para prevenir efectos adversos en la población por la difusión del agente en el ambiente. A la zona caliente también se la conoce como zona contaminada, zona sucia, zona de exclusión, o zona restringida.
En la zona inmediata al incidente se establece una zona de exclusión inicial circular en torno al lugar de la emisión, derrame o ataque, con centro en ese punto y adoptando un radio variable dependiendo del agente y las condiciones que influyan en el momento de producirse la emisión. Esa distancia depende de factores como el tipo y concentración del agente, el sistema de diseminación en caso de tratarse de un atentado, la hora del accidente, las condiciones meteorológicas reinantes, así como el lugar y sus condiciones orográficas. No obstante, el factor más importante para determinar con exactitud el radio de la zona caliente, desde el lugar del incidente, es identificar el tipo de agente y su concentración a la mayor brevedad posible para comprobar su dispersión y el nivel de protección a adoptar.
En el caso particular español, y para el caso de atentados terroristas, la decisión adoptada por la Dirección General de la Policía ha sido publicar la Circular 50 “Plan de Actuación con motivo de atentados terroristas” establece que el radio de la zona caliente será de 150 m o superior a juicio de los TEDAX NRBQ, instaurando alrededor de este círculo inicial dos anillos concéntricos a 300 y 600 m respectivamente del foco.
▪ Zona templada.
Es el área donde se localiza la zona de socorro y se sitúan los servicios de emergencia. El acceso y salida de la zona caliente se realiza por un punto definido, para así realizar un control de los afectados mediante filiación (siempre que sea posible) y de los intervinientes, lo que mejora también la seguridad en el foco y se controlan los flujos de personas.
En esta zona se sitúan los servicios sanitarios y se localizan las instalaciones de descontaminación de los afectados y del personal de intervención. Debido a que a la zona llega personal contaminado, todo el personal deberá tener el nivel de protección individual adecuado.
▪ Zona fría.
Definimos como zona fría aquella donde no es necesario el uso del EPI para protegerse. En ella se sitúa el público y se separa de la zona templada mediante los cordones policiales o de seguridad que se establezcan. El personal a la salida de la estación de descontaminación ya estaría en zona fría si ésta se ha situado correctamente.
Será necesario incrementar el nivel de seguridad para favorecer, o no entorpecer; los movimientos de los servicios de emergencia en esa área. En ella se sitúa el Puesto de Mando y Coordinación, el centro de prensa, y el área de apoyo de los servicios de emergencia.
Para proteger el área no afectada por el incidente se debe establecer un perímetro de seguridad (de exclusión) para aislar la zona de peligro. Esta acción de acordonar o balizar la zona del incidente (mejor con separación física) genera beneficios directos sobre el personal de intervención, porque mejora la organización y gestión de los diferentes servicios de emergencias, evita entorpecer e incluso confundir la actividad de otros servicios, mejora la seguridad interior y exterior, evita la generación de nuevos afectados, y fundamentalmente, favorece un mejor control y evaluación del escenario por parte del mando del dispositivo.
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