“Los vecinos estaban asustados”. Efectivamente. Causó impresión el arribo de una decena de carrobombas a la Villa Barcelona. Sin embargo, no se trataba de ninguna emergencia. Al contrario. El “Tata” estaba de cumpleaños: 7 de julio, 93 años, una edad que no es fácil de cultivar y menos con un envidiable estado de salud y lucidez.
Recuerda con precisión fechas, nombres, anécdotas y hechos que marcaron la historia local. En fin. Un hombre multifacético. Toca el piano y en juventud fue aconsejado por Sergio Livingstone. Fundador del Deportivo Chillán Viejo y el bombero con más antigüedad de Chile. Arquero, púgil y basquetbolista. Las hizo todas.
“¡Está temblando!”
Héctor Juan de Dios Muñoz Merino es un sobreviviente. “Aquí cayó todo. No había nada, todo estaba en el suelo. Decretaron toque de queda a las 6 de la tarde. A la gente que estaba después de la hora, le corrían bala”. Las imágenes que extrae de sus recuerdos corresponden al terremoto de 1939. “Incluso al Cuerpo de Bomberos le entregaron fusiles. No toqué porque era muy chico”, evoca.
“El Tata” nació en Chillán Viejo, en la calle Mariano Egaña 423, una casa de adobe. Sobre el sismo, narra que a las 23.23 del 24 de enero estaba sintonizando su radio para escuchar “Radio El Mundo” de Buenos Aires. “¡Está temblando!”. Segundos más tarde viene el impacto. El golpe. El ruido. El caos. El silencio. Y luego, un enjambre de lamentos. Merino, de 17 años, escapó por un pasadizo, y antes de llegar a una zona de seguridad fue impactado por un teja en su cabeza. A salvo, comenzó a buscar a su madre y hermana, quienes en ese instante dormían. Era delgado, entonces se filtró entre los escombros para rescatarlas. “Comencé a golpearlos con el pie. Ahí las saqué. Fue mi primer rescate. Con la claridad del día puede observar lo que había pasado”, cuenta.
Sentado en las dependencias de la óptica que dirige su familia, “El Tata” mira en dirección al Gimnasio Municipal. “Antes estaba el teatro ahí. Ese día exhibían una película de Joe E. Brown. Deben haber muerto más de 200 personas. Estaba lleno”. En 1944, con pala en mano, trabajó en la construcción de la actual edificación que se emplazada frente al negocio familiar. Héctor Juan de Dios ingresó al Cuerpo de Bomberos a los 7 años. En la actualidad, tiene una tataranieta de dos años.
La industria chillaneja
Antes del terremoto, la industria chillaneja florecía. Relata, que la ciudad tenía una envasadora de refrescos; una fábrica de galletas, otra de zapatos con más de 500 empleados. “Las cadenas ahogaron todo, ahora los negocios locales no pueden competir. Por ejemplo, las farmacias chillanejas están casi extintas”. Agrega: “en el comercio antiguo había más ayuda”.
“El Tata” toma confianza. Extrae de un archivo personal una fotografía, impecablemente conservada. De terno, posa sobre el cuadrilátero de boxeo del Gimnasio Caupolicán (Santiago) junto al “Tatarita Rivas” (cargador del Mercado), Napoleón Vergara, Macial Alarcón, “El Guate Lápiz” Sepúlveda. “¡Ahí estoy yo¡”, dice apuntado con su dedo. “Era secretario general de la Asociación de Boxeo y también fui sparring: era bueno”, cuenta.
Una de las aristas de su personalidad, como expresa, se tradujo en la práctica deportiva. En la década del 40, con 20 años y luego de ingresar a trabajar a la “Tía Rica”, realizó un curso de perfeccionamiento en Santiago. El director de Deportes de la Universidad Católica, Esteban Zolezzi, recordó que el “Tata” era un buen pugilista. No obstante, ya había colgado los guantes. Entonces, se calzó los de arquero. “Jugué por el Deportivo Chillán Viejo y Ñublense”. En ese tiempo probó suerte en la primera serie del cuadro cruzado. “A mi lado entrenaba Sergio Livingstone. Me enseñó varios movimientos en la portería”, revela.
“El 1 de octubre de 1939 se oficializó la fundación del Deportivo de Chillán Viejo, lo fundé yo. Fui su primer presidente por más de 20 años”, reconoce.
1973: un segundo terremoto
Celedonio Muñoz Luna y Sofía Merino son los padres de Héctor. Ambos ejercieron la docencia en Chillán. Su padre falleció cuando tenía 10 años por una diabetes. Fue una llama de fuego difícil de extinguir. Comenta que de ellos heredó la educación basada en el respeto, valores que inculcó a sus hijos. A su corta edad se hizo cargo de la familia. En parte se autoeducó.
“Fue bien insólito. El Golpe cambió nuevamente el rumbo de la ciudad”. En 1973 era tasador de la “Caja de Crédito Popular” (Tía Rica). “Mucha gente quedó sin trabajo. A las 9 de la mañana llegaba el sobre azul y se entregaba a un compañero. Fueron momentos complicados. Había que estar callado, porque no se sabía lo que podía pasar. No me pasó nada”, precisa.
“El Tata” ya formaba parte del Partido Radical. En la actualidad es su miembro más antiguo a nivel nacional. Otro récord.
Radical, masón y bombero. Obviamente, Héctor Muñoz, cumple esta trilogía. En los últimos años de la década del 30 participó en la campaña presidencial de Pedro Aguirre Cerda. También fue presidente de la Juventud del Partido Radical y luego a nivel regional.
Reconocimiento
“Uno entra a servir y nunca piensa que le van retribuir por las cosas que uno hace”. Este 23 de junio, 48 de 51 compañías de la Región del Bío Bío integrada por 1.380 voluntarios, le brindaron un homenaje. A este se sumó el realizado este miércoles, en el marco de la celebración de los 132 años que cumplió la Primera Compañía de Chillán.
En 1941 la familia Weitzel llegó a Chillán desde San Fernando. Entabló amistad con los hijos de la familia, quienes eran basquetbolistas y bomberos. Fue entonces cuando Héctor Muñoz conoció a su esposa Tegualda, con quien estuvo casado por 63 años. Luego llegó su primer hijo, en 1949, quien actualmente es superintendente del Cuerpo de Bomberos de Chillán.
-¡A sus 93 años, qué le gustaría hacer?
-Que todo lo que he hecho no sea en vano. Me gustaría que la juventud ayude a los demás.
Fuente: http://web3.ladiscusion.cl
¡Tienes que ser miembro de LA HERMANDAD DE BOMBEROS para agregar comentarios!
Únete a LA HERMANDAD DE BOMBEROS