EN LA MENTE DE UN BOMBERO...
CAMILO ALFONSO CHUNG CAMARGO
Sentado en una silla en el comedor, me encuentro tomando un breve descanso después de una ardua pero agradable jornada de entrenamiento a cargo de mi oficial de turno, cierro los ojos para tomar un respiro pero el sonido de la alarma me indica que una emergencia esta ocurriendo, es momento de cumplir con el deber y salvar vidas.
Rápidamente me dirijo hacia el hangar de máquinas donde me espera mi equipo de combate de incendios, pantalón, botas, chaquetón y casco ya estoy usando, subo al camión, me aseguro en mi asiento con el cinturón de seguridad, las puertas de la estación empiezan a abrirse para darnos paso. Todo esta listo para dirigirnos hasta el lugar donde la comunidad nos espera.
Durante el recorrido carros, motos y demás vehículos en la vía se apartan para permitir que nuestro habilidoso conductor pueda maniobrar y permitir llegar más rápido al lugar de la emergencia, se puede ver el humo a la distancia y mi corazón empieza a latir con mayor intensidad cada vez.
Hemos llegado al lugar, las personas asustadas nos dan paso y nos indican el lugar exacto donde esta nuestro peor enemigo, el fuego, ha tomado el control del lugar con sus llamaradas que amenazan con crecer tan alto que parece que tocan el cielo.
El oficial a cargo nos delega las instrucciones, debemos entrar a rescatar a personas que no lograron salir al mismo tiempo que el fuego debe ser atacado para no permitir que siga propagándose a otros predios.
Un equipo ingresa al recinto, otro equipo prepara las líneas cargadas con agua para combatir el fuego, una vez dentro de la casa totalmente cubierta por las ardientes llamas, mi visibilidad es nula, no logro ver mas allá de mi nariz, sin embargo, mi entrenamiento me permite lograr alcanzar a las personas que temerosas me extienden su mano y siguen mis pasos hasta la salida, hemos logrado ejecutar de forma impecable un rescate y el agua de las mangueras han calmado a la bestia que ahora duerme.
La gente a nuestro alrededor nos agradecen pero no hay nada que agradecer, es nuestra labor y la cumplimos sin esperar nada a cambio, es realmente nuestra vocación.
Una palmada en la espalda, volteo mi mirada y es mi oficial de turno que me esta llamando la atención por haberme quedado dormido en la silla fantaseando mientras mis compañeros han regresado al entrenamiento.
Camilo Alfonso Chung Camargo
Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Galapa - Atlántico
Barranquilla en Colombia
¡Tienes que ser miembro de LA HERMANDAD DE BOMBEROS para agregar comentarios!
Únete a LA HERMANDAD DE BOMBEROS