
Reverendo Wayne Detzler, PhlD, Capellán (Jubilado) del Departamento de Bomberos de Charlotte, Carolina del Norte; Director Regional de la Comunidad de Bomberos Cristianos
SIN ZAPATOS, SIN ESPERANZA
Dando esperanza a niños sin zapatos
Era otro día de frío intenso. El fuego arrasó el apartamento, dejando a la pequeña familia al frío. Un comerciante del barrio de al lado los acogió y los protegió del frío.
Finalmente, el incendio fue sofocado. Los equipos hicieron una segunda pasada en busca de puntos calientes, buscando ropa humeante. Salieron sin encontrar más llamas.
"En cuanto no lo hicieron con uno de estos más pequeños, tampoco lo hicieron conmigo." (Mateo 25:45)
Sentí lástima por las víctimas, y como capellán esa era mi principal tarea en un incendio. Vi a la madre y a sus pequeños hijos, que parecían tener unos seis o siete años. Entonces me di cuenta de que el pequeño estaba descalzo. En un día gélido, estaba descalzo.
"¿Hay zapatos ahí arriba?", le pregunté a un bombero. "Uno de los niños está descalzo; no pudo encontrar sus zapatos con la prisa por escapar". Los bomberos revisaron y no encontraron ninguno. De nuevo, registraron las habitaciones de los niños y no encontraron nada.
No solo habían perdido su casa, su ropa y sus juguetes, sino también sus zapatos. Era una imagen de desesperanza que uno nunca olvida, una que se queda grabada en la mente.
Encontré un teléfono y llamé al centro de mujeres, un centro de crisis de embarazo dirigido por mi esposa en un pueblo cercano. Ella proporcionó ropa para los niños y sus madres. Le hablé del niño y le di una talla de zapato específica. Trabajando juntos, pudimos encontrar el calzado necesario.
A veces las necesidades son básicas, tan básicas que podemos pasarlas por alto. Jesús recordó a sus discípulos este principio básico del cuidado: «Estuve desnudo y me cubrieron; estuve enfermo y me cuidaron; estuve en la cárcel y me visitaron» (Mateo 25:36). El cuidado es la esencia de la vida cristiana. Cuando nos acercamos a los necesitados, glorificamos al Señor y comunicamos su amor. Esto es especialmente cierto cuando cuidamos a los niños. El Señor ama a los pequeños y a los más necesitados, y nosotros también debemos hacerlo.
Oración: Abre mis ojos para ver a los pequeños que tanto necesitan, Señor amado.
SIN ZAPATOS, SIN ESPERANZA (DANDO ESPERANZA A NIÑOS SIN ZAPATOS) DEL LIBRO HISTORIAS DE FE Y CORAJE DE BOMBEROS & PRIMEROS INTERVINIENTES DE G. REYNOLDS Y S. REYNOLDS
