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15.10.2010 - Desde junio de 2007 la Junta Nacional de Bomberos, preocupada por la seguridad de todos los voluntarios que integran los más de 300 Cuerpos de Bomberos existentes en el país, adoptó una trascendental decisión: desde esa fecha, la entidad solo proporcionaría equipos de protección personal que cumpliesen las normas establecidas, en este caso, por la National Fire Protection Association (NFPA).
Estos equipos, conformados principalmente por una chaqueta y un pantalón, están compuestos de materiales como el Nomex y el Kevlar que, actuando en conjunto, son capaces de proporcionar la seguridad que el bombero requiere al momento de combatir un incendio. Estos materiales resisten temperaturas superiores a los 370°, minimizando las lesiones que sufriría un bombero expuesto a ese calor, y proveen mayor resistencia a la fricción, propia del trabajo de un bombero. Sin embargo, las significativas ventajas que proporcionan estos uniformes “normados”, eran cualidades impensadas para quiénes extinguieron los incendios a partir del siglo XIX. Agustín Gutiérrez Valdivieso -fallecido voluntario de la Quinta Compañía y antiguo curador del museo institucional capitalino- narró en su libro “Historia del Cuerpo de Bomberos de Santiago” que “los integrantes de las seis compañías que disponía el Cuerpo Cívico de Zapadores Bomberos, conocidos popularmente como el batallón de la bomba”, debían usar según su reglamento “como distintivo una gorra en forma piramidal, de media vara de alto. Esta gorra era todo el uniforme de esos bomberos, y los protegía de las caídas de tejas”.
Publicado por Ana Ramos el octubre 24, 2010
Fuente: http://www.bomberos.cl
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