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A la espera de que a finales del 2011 terminen de realizarse las pruebas de validación del prototipo del nuevo sensor, los responsables de bomberos confían en que los 5.000 agentes del cuerpo acaben llevando uno de esos dispositivos biométricos cuando salgan a apagar un incendio. El coste estimado de cada unidad es de entre 300 y 600 euros.
«Los primeros en usarlo serán los bomberos destinados a incendios urbanos, que acuden a sofocar fuegos en lugares confinados, como viviendas, polígonos industriales o aparcamientos subterráneos», manifestó Miquel Vidal, jefe del grupo de emergencias médicas de los Bomberos de la Generalitat.
Orden de retirada
Se empezará con los urbanos, porque la temperatura en un lugar cerrado en llamas «puede llegar a alcanzar los 800 grados», argumentó Vidal. Al aire libre, en fuegos forestales, el calor no es tan extremo. Así, «en cuanto el sensor muestre que hay problemas en la frecuencia cardiaca o cualquier otra variable, los responsables podrán darle la orden para que se retire», dijo Albert Vidal, portavoz de i2CAT.
«Hasta ahora, las medidas para controlar el estado fisiológico de un agente eran escasas e indirectas», prosiguió el responsable de los bomberos. Se basaban, entre otras cosas, en el consumo de oxígeno que cada uno realizaba con sus mascarillas.
Una de las particularidades del sistema, que es similar al que usan los bomberos y el Ejército de Estados Unidos y que, según sus promotores, se concibió «ya antes del incendio de Horta de Sant Joan», es que «el sensor estará conectado con el transmisor de cada agente», señaló Ángel Amores, de Sensing&Control.
Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/20100805/bomberos-b...
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