ARTICULO DEL CUERPO DE BOMBEROS METROPOLITANO SUR, CHILE:
La solución parece ser simple aunque tenga 3 respuestas.
La primera es porque la comunidad confía en nosotros, en lenguaje coloquial, espera que “hagamos la pega” de apagar un incendio o realizar un rescate efectiva y eficientemente, es decir bien, rápido y con los menores recursos posibles. Por ejemplo, podríamos apagar una pieza que arde con uno o dos pitones de “50” o con 4 líneas de “70” ; sin duda la segunda opción también extinguirá el fuego pero requerirá mucha más agua y la inundación destruiría lo que no fue alcanzado por el fuego.
Otro punto muy importante es que un bombero con cierto nivel de entrenamiento físico le dará la certeza al oficial a cargo que podrá cumplir sus labores de llegar, por ejemplo, a un piso 20, armar y combatir el incendio en una cantidad “x” de minutos. Por el contrario uno que no esté preparado sólo generará incertidumbre ya que la demora por cansancio físico podría dar tiempo suficiente a que el fuego se propague verticalmente o a la casa contigua. Será la diferencia entre dar o no dar la alarma de incendio.
Finalmente, y lo más importante de todo, es que en los bomberos el no tener entrenamiento físico puede conducir a la muerte. Formas de que pueda ocurrir hay muchas: a través de la falta de potencia muscular para un rescate propio, de un compañero, de una salida de emergencia desde una estructura comprometida o simplemente por “sobrecarga” de exigencia a nuestro organismo, expresado a través de un ataque cardíaco. Sólo por este último motivo, paros cardiacos fulminantes, varios Cuerpo de Bomberos han sufrido dolorosas pérdidas.
En Estados Unidos, donde las estadísticas son más contundentes y completas, según National Fire Protection Association (NFPA) la principal causa de muerte en bomberos son los ataques cardiacos con un factor de ocurrencia del 40% entre los años 1977 y 2008.

Pese a los esfuerzos realizados para modificar esta tendencia el 2008 la historia no fue muy diferente: 36 de los 103 bomberos que murieron fue por ataques cardiacos en actos del servicio. Pensar que esto es un problema que afecta a los “mayores” es un error: las estadísticas indican que los ataques no respetan edad ya que si bien la tasa de ocurrenciaes mayor sobre los 40 años existen casos documentados que han ocurrido desde los 21 años.
Sólo a modo de complementar más la información y poder entender lo importante que es conocer nuestra condición cardiaca con exámenes médicos frecuentes acotaremos que para 20 de las 36 victimas la documentación médica presentada posteriormente mostró que 14 tenían severas enfermedades cardíacas, 12 eran hipertensos y 3 habían presentado problemas cardiacos anteriormente –como ataques, bypass o angioplastías. Inclusive algunas víctimas presentaban más de una condición. Para los otros 16 no había antecedentes médicos previos.

¿Qué buscamos alcanzar con esta pregunta? ¿Entrenar para qué?
Quizás es de perogrullo y parte del inconsciente colectivo que sólo un buen y constante entrenamiento físico nos permitirá disminuir la probabilidad sufrir accidentes relacionados a la sobre exigencia del cuerpo por trabajo físico y estrés térmico entre otros.
Información enviada por Ivo Zuvic G, Capitán Vigésima Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago.
Sergio Selman H, Voluntario Vigésima Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago.
Fuente: http://www.cbms.cl/portal2/index.php?option=com_content&view=ar...